Opinión

El Banco Europeo del Hidrógeno es un paso adelante, pero no suficiente

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El Banco Europeo del Hidrógeno es un paso adelante, pero no suficiente
Europa Press

La Comisión Europea ha dado un paso importante al anunciar el lanzamiento del Banco Europeo del Hidrógeno. Esta iniciativa tiene como objetivo respaldar el aumento del hidrógeno renovable en la matriz energética de la UE, al poner a disposición una inversión de 800 millones de euros de fondos europeos para ayudar a la industria y fomentar la inversión privada en proyectos de hidrógeno.

El proyecto se presenta como un catalizador clave para reducir la brecha de precios entre el hidrógeno verde y gris. No obstante, a pesar del estímulo a la inversión privada en estos proyectos, surge una pregunta crucial sobre cómo impulsar el consumo, un aspecto que parece quedar relegado en esta ecuación. Si el hidrógeno verde es más costoso que el gris, la demanda del consumidor final para toda esta nueva producción de hidrógeno no aumentará.

No podemos ignorar que se espera que el hidrógeno verde alcance su madurez tecnológica y económica para el año 2030. Resulta completamente natural que, seis años antes, enfrentemos desafíos y problemas en la adopción de esta tecnología. De hecho, recordemos el caso de las primeras plantas solares, que no fueron un éxito económico en sus inicios. Sin embargo, con el tiempo y una inversión estratégica, el panorama cambió radicalmente, y hoy contamos con un sistema fotovoltaico rentable.

Así como ocurrió con la energía solar, tenemos que entender que la transición hacia el hidrógeno verde también requiere tiempo y paciencia. Las primeras etapas de cualquier tecnología innovadora son cruciales para aprender, ajustar y perfeccionar la oferta. En lugar de desanimarnos ante los desafíos, hay que comprenderlos en detalle para buscar soluciones innovadoras que nos permitan superarlos. El principal reto en la cadena de valor del hidrógeno es llegar al 'off-taker', es decir, el comprador final. Aquí es donde el Banco de Hidrógeno podría marcar la diferencia al centrarse en dos aspectos clave.

En primer lugar, esta iniciativa tiene el potencial de reducir significativamente la diferencia de precio entre el hidrógeno verde y el gris. Cuanto más desarrollada esté la tecnología, menor será su precio. Este enfoque es crucial para estimular la demanda.

En este sentido, será importante que la inversión se destine no solo a proyectos de producción de hidrógeno verde, sino que se tenga en cuenta también la distribución. De la misma manera que para la adopción del coche eléctrico hace falta una apuesta decidida por tener cargadores disponibles, la adopción del hidrógeno como combustible requiere una infraestructura de distribución eficiente y disponible para el consumidor final.

En segundo lugar, el Banco Europeo del Hidrógeno permitirá acelerar la implementación de proyectos clave. En lugar de tener varios proyectos piloto pequeños y dispersos, que es lo que ha caracterizado a algunos países de la UE hasta ahora, los esfuerzos podrán concentrarse en proyectos con un impacto real. Esta estrategia es similar a la que ha adoptado Estados Unidos en su territorio para algunos proyectos claves.

Un aspecto que hay que abordar, a raíz de la creación de este banco, es la eficiencia en el uso de fondos públicos. Históricamente, se han registrado casos de malgasto en proyectos pequeños y efímeros que no contribuyen de manera significativa a la causa. El reciente escándalo en Portugal, que llevó a la dimisión del primer ministro de Portugal, António Costa, destaca la necesidad de una gestión cuidadosa de las subvenciones de la Unión Europea. La transparencia y la responsabilidad en la distribución de fondos son esenciales para construir la confianza y evitar malentendidos.

También me parece importante subrayar que la responsabilidad no recae únicamente en el sector privado; el sector público también debe proporcionar incentivos fiscales y otros estímulos para impulsar la demanda de hidrógeno verde. Aprender de la experiencia estadounidense, donde la combinación de incentivos tanto para la oferta como para la demanda fue exitosa, puede ser fundamental para el éxito de la iniciativa europea.

El Banco Europeo del Hidrógeno es una gran noticia para el sector, pero por sí solo no es suficiente. La madurez completa del mercado de hidrógeno verde se prevé para el año 2030, y durante este período, será crucial ajustar estrategias y abordar desafíos continuos para lograr una transición energética exitosa y sostenible.

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