Arranca campaña para las primarias que medirán clima político en Argentina

  • Las críticas al Gobierno y la ausencia de propuestas novedosas marcan el inicio de la campaña de las primarias de agosto en Argentina, que medirán el clima político para las legislativas de octubre, decisivas para definir el futuro de la presidenta, Cristina Fernández.

Buenos Aires, 12 jul.- Las críticas al Gobierno y la ausencia de propuestas novedosas marcan el inicio de la campaña de las primarias de agosto en Argentina, que medirán el clima político para las legislativas de octubre, decisivas para definir el futuro de la presidenta, Cristina Fernández.

Aunque en la práctica los principales candidatos comenzaron ya sus campañas, a partir de hoy aumentarán los actos proselitistas y la distribución de propaganda, si bien los partidos tendrán que esperar hasta el próximo día 22 para anunciar sus propuestas en medios audiovisuales, tal como marca la normativa electoral.

Unos 600.000 jóvenes de 16 y 17 años podrán votar en las primarias del 11 de agosto, que, con un censo total de 30,5 millones de votantes, constituyen una suerte de termómetro sobre las legislativas convocadas el 27 de octubre para renovar 24 bancas en el Senado y 127 en la Cámara de Diputados.

Esposas, hijos y hasta cuñados de funcionarios y dirigentes políticos abundan en las listas de los distintos partidos que, con independencia de ideologías, no han tenido reparos en caer en el nepotismo o en recurrir a personajes conocidos, desde actores a cómicos pasando por deportistas o periodistas, para atraer electores.

La oposición no parece fiarse de los primeros sondeos, que auguran un duro revés al oficialista Frente para la Victoria, y mantiene su estrategia de atacar al Gobierno sin plantear propuestas en sus programas.

Algunos lemas electorales han llegado hasta la justicia, como el polémico "O ella (Cristina) o vos", del peronista disidente Francisco De Narváez.

Cristina Fernández tiene también en contra a buena parte del peronismo tradicional y a un sector del movimiento sindical controlado por el influyente dirigente camionero Hugo Moyano, exaliado del Gobierno y ahora uno de sus más activos adversarios, que estrenó la semana con una huelga del sector y con llamados a votar contra el Ejecutivo.

En la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país y tradicional bastión peronista, el kirchnerismo enfrenta a un antiguo compañero de filas, el exjefe de Gabinete Sergio Massa, hoy distanciado de la presidenta.

Los sondeos sitúan al cabeza de lista del oficialismo para Diputados por la provincia de Buenos Aires, Martín Insaurralde, 10 puntos por debajo de Sergio Massa, que lidera el llamado Frente Renovador.

El kirchnerismo lo tiene más difícil todavía en la capital argentina, donde su candidato a Diputados, Juan Cabandie, quedaría en tercer lugar, tras Elisa Carrió -popular por sus denuncias contra el Gobierno- y el rabino Sergio Bergman, de la conservadora Propuesta Republicana (Pro).

El oficialismo perdería también, según los sondeos, en la provincia de Santa Fe, cuarto distrito electoral, frente al exgobernador socialista Hermes Binner.

No obstante, empresarios y analistas consultados por Efe coinciden en que la política argentina es impredecible y es aún muy pronto para hacer pronósticos.

"El oficialismo tiene un piso de alrededor del 30 por ciento en la provincia de Buenos Aires y todo puede cambiar de aquí a las elecciones", comenta un empresario que prefiere guardar el anonimato.

En las últimas legislativas, en 2009, el kichnerismo sufrió un inesperado revés en la provincia de Buenos Aires, con una lista encabezada por el fallecido expresidente Néstor Kirchner.

Sin embargo, dos años después, en las presidenciales de 2011, su esposa y sucesora, Cristina Fernández, logró un segundo mandato con un apoyo nacional del 54 por ciento, que en la provincia bonaerense superó el 56 %.

Las elecciones legislativas de este año son clave para el futuro político de Fernández, en medio de propuestas oficialistas para reformar la Constitución y abrir la puerta a un nuevo mandato presidencial ahora vetado por ley.

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