Jiménez apuesta por mantener a América Latina como prioridad en el exterior

  • La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha abogado hoy por mantener a América Latina entre las prioridades de la política exterior, aunque ha reconocido cambios en la manera en la que España se relaciona con los países de esta región por la "emergencia y fortaleza" que demuestran.

Madrid, 14 sep.- La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, ha abogado hoy por mantener a América Latina entre las prioridades de la política exterior, aunque ha reconocido cambios en la manera en la que España se relaciona con los países de esta región por la "emergencia y fortaleza" que demuestran.

Jiménez se ha pronunciado de este modo en el debate sobre política exterior que ha tenido lugar en la Casa de América en Madrid, con motivo de la publicación del libro "Política Exterior de España y Relaciones con América Latina" del catedrático de Relaciones Internacionales Celestino del Arenal.

Al acto también han asistido el que fuera ministro de Asuntos Exteriores de 2000 a 2002, Josep Piqué; el representante de esa misma cartera entre 1995 y 1996, Carlos Westendorp, y el que desempeñó el cargo durante la transición y hasta 1980, Marcelino Oreja.

Jiménez, quien ha sido secretaria de Estado para Iberoamérica, ha considerado que "España cobra valor por su relación privilegiada con América Latina" y, aunque haya cambiado la manera de relacionarse por la "emergencia y la fortaleza" que esta región demuestra, ha insistido en que tiene que seguir siendo la "prioridad" exterior.

"No se puede entender España sino es en relación con América Latina, porque ahí está nuestro ser y nuestra alma", ha sentenciado.

A su juicio, la política exterior tiene que ser una política "de consenso", porque de este modo "será fuerte y nos hará fuerte como país en el mundo", ha indicado.

Aunque ha admitido que en ocasiones los distintos ministros de Exteriores que han ocupado la cartera han tenido diferentes puntos de visto sobre algunos asuntos, ha destacado que han podido mantener un consenso que ha permitido ir defendiendo y afianzando el papel de España en el mundo.

Tras poner de relieve los cambios que ha experimentado la sociedad en los últimos años, ha subrayado que los ejes de la política exterior siguen siendo los mismos que se trazaron durante la transición: Unión Europea, Mediterráneo y América Latina.

De la unión europea ha dicho que prácticamente "no es política exterior, sino doméstica", porque se ha hecho una transferencia de soberanía muy importante que hará que sea en Bruselas donde se desarrollen importantes políticas.

Sobre los nuevos desafíos a los que se enfrenta la política exterior, Jiménez ha destacado el reto de la globalización y los problemas globales como el cambio climático, la defensa de los derechos humanos, el papel de la mujer o la apuesta por la democracia.

En este sentido, se ha congratulado de haber afianzado la posición de España en los foros globales y de haberlo hecho para responder de una forma coordinada y multilateral a estos desafíos globales.

También se ha referido al proceso de cambio en el norte de África y ha celebrado que los ciudadanos "hayan tomado las riendas de su propio destino" porque, ha dicho, "eso permitirá que el mundo cambie gracias a esa nueva perspectiva de un mediterráneo con sociedades democráticas y libres".

Jiménez ha tenido un reconocimiento especial para la labor de los diplomáticos, a los que ha felicitado por ser los artífices de que se garantice la permanencia de ese consenso básico.

De cara al futuro, ha apostado por aprovechar las situaciones de riesgo global y convertirlas en oportunidades, de manera que permitan fortalecer instituciones como Naciones Unidas y crear más elementos de coordinación.

Por su parte, el ex ministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué ha considerado necesario adoptar una perspectiva "más global" y una política exterior que tenga en cuenta la paulatina "des-occidentalización" del Mundo.

Además, ha pedido "más Europa" en un avance serio para generar una verdadera unión económica y política, pues de lo contrario, ha afirmado, "los países de forma individual serán menos relevantes".

El ex ministro Carlos Westendorp ha apostado por una nueva aproximación a la política de América Latina que promueva la diversificación de sus producciones para seguir manteniendo la creación de riqueza, que se establezca un sistema tributario moderno que garantice servicios sociales y que se luche de forma unánime contra la criminalidad organizada y el narcotráfico.

Por su parte, el ex ministro Marcelino Oreja ha puesto el acento en resaltar que ninguna otra proyección de España como la política iberoamericana descansa en un entramado de vínculos que van más allá de lo gubernamental como las relaciones con América Latina.

Ha confesado que recuerda con especial emoción el establecimiento de relaciones con México durante la transición: "Después de cuarenta años la plática se restauró".

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