Las Santas de Zurbarán cobran vida en un viejo claustro sevillano

  • Las Santas que Zurbarán plasmó en sus lienzos han cobrado vida esta noche en el claustro del antiguo convento de Santa Clara, en un espectáculo inaudito mezcla de flamenco, música lírica y barroca y vestuario de diseñadores actuales inspirado en las sayas y atavíos del XVII español.

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Alfredo Valenzuela

Sevilla, 25 abr.- Las Santas que Zurbarán plasmó en sus lienzos han cobrado vida esta noche en el claustro del antiguo convento de Santa Clara, en un espectáculo inaudito mezcla de flamenco, música lírica y barroca y vestuario de diseñadores actuales inspirado en las sayas y atavíos del XVII español.

"Santas de Zurbarán: Devoción y Persuasión" ha sido el título del espectáculo estrenado esta noche, que se representará hasta el domingo, dirigido y concebido por la coreógrafa y bailaora Eva Yerbauena, que lo ha cerrado interpretando a Santa Casilda, vestida por Elio Berhayer, diseñador que ha coordinado el trabajo de otros modistas españoles para vestir a 18 Santas y dos ángeles.

En el espectáculo de esta noche, integrado por un total de 14 coreografías breves que se han sucedido sin interrupción durante casi noventa minutos sobre un escenario en forma de cruz cuyas aspas confluían en la fuente central del claustro, han participado doce bailaoras y bailarinas y Eva Yerbabuena, y dos bailaores que han interpretado a los dos ángeles.

El espectáculo, antesala de la exposición de las Santas de Zurbarán que será inaugurada el 3 de mayo, ha tenido un fondo musical muy cuidado, con cinco maestros de la Orquesta Barroca de Sevilla, la soprano Rocío Frutos y el cantaor José Valencia, además del guitarrista Paco Jarana y el percusionista Antonio Coronel.

Todo este elenco artístico -"¡Aquí hay gente para parar un barco!" ha exclamado un crítico flamenco al enfrentarse al programa de mano- han compuesto una puesta en escena insólita, de una fuerza barroca que por momentos ha hecho vivir al público, distribuido en torno a la cruz que conformaba el escenario, en un tiempo indeterminado entre el siglo XVII y el XX.

El desconcierto entre los críticos flamencos no se limitó al programa y algunos han llegado a preguntarse qué hacían ocupando una butaca que deberían haber reservado sus colegas de música clásica, ya que de las 14 coreografías apenas dos podrán calificarse de flamencas, ni siquiera la interpretada por Eva Yerbabuena, por más que haya estado acompañada por una saeta en la voz dramática de José Valencia.

Yerbabuena ha tenido que ir más allá del flamenco, de la danza clásica y de la contemporánea, en busca de la pura expresión, ayudada por el leve movimiento de sus brazos, por el aleteo de sus manos, para expresar el dolor de Santa Casilda, ya que el ropaje barroco de Berhayer no le permitía otros movimientos.

"El flamenco es barroco", había declarado la bailaora el día de la presentación del espectáculo, y hoy se las ha arreglado para taconear y, apenas en unos segundos, expresar en tres rasgos todo el carácter, la furia, el dolor y la belleza que puede contener un solo gesto cuando se trata del baile más puro.

Paradójicamente, las bailarinas clásicas que han interpretado las coreografías dedicadas a Santa Apolonia y Santa Isabel de Turingia con música barroca han sido las que han cosechado los mayores aplausos en un espectáculo que se presumía más flamenco por la dirección de Yerbabuena.

Y Curiosamente, uno de los momentos más sorprendentes ha sido cuando, junto a los dos ángeles, las doce bailaoras y bailarinas, más otras seis actrices, todas ellas vestidas con los diseños especialmente confeccionados para la ocasión, como si se trataran de las Santas de Zurbarán, se han dispuesto por el escenario en forma de cruz para buscar la última ovación.

Algunas de ellas portaban espadas, otras libros de oración, Santa Inés llevaba sobre su cabeza, asido por un dispositivo que salía de su hombro, un angelote barroco que parecía sobrevolar su cabeza, otras llevaban los utensilios con las que habían sido sometidas a martirio, y todas han conformado un conjunto teatral lleno de color, al que los cañones de niebla que han actuado toda la noche y el olor a incienso han hecho aún más irreales.

En 1630 Ambrosio de Aguilar puso en escena en Sevilla el espectáculo "Las gitanas" en el que bailaban trece bailaoras "con sayas de tafetán", y Zurbarán no debió permanecer ajeno a lo que fue un acontecimiento en la Sevilla de la época.

El pintor extremeño plasmó a las Vírgenes Mártires sin gestos de dolor, lo que le valió la condena de predicadores como Bernardino de Villegas, que dijo de ellas que más parecían "damas del mundo que Santas del Cielo".

Entre la idea de espectáculo que debió tener Ambrosio de Aguilar y el motivo que causó la denuncia de Bernardino de Villegas ha concebido Yerbabuena sus Santas Bárbara, Eulalia, Marina, Engracia, Eufemia, Úrsula, Isabel de Portugal, Águeda, Inés, Apolonia, Isabel de Turingia, Dorotea, Margarita, Catalina, Matilda, Casilda...

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