Greco y turcochipriotas unidos en la identificación de sus desaparecidos

  • Entre restos de esqueletos, cerca de un centenar de científicos del norte y sur de Chipre se afanan a diario en intentar devolver su identidad a los desaparecidos de un viejo conflicto intercomunal, dejando de lado las diferencias que dividen a estas comunidades desde hace cuarenta años.

Flora Alexandrou

Nicosia, 18 ago.- Entre restos de esqueletos, cerca de un centenar de científicos del norte y sur de Chipre se afanan a diario en intentar devolver su identidad a los desaparecidos de un viejo conflicto intercomunal, dejando de lado las diferencias que dividen a estas comunidades desde hace cuarenta años.

Son los investigadores del Centro Forense para los Desaparecidos de Chipre, un grupo de unos 80 antropólogos, arqueólogos, geólogos, psicólogos y genetistas que se unen por un objetivo humanitario: dar respuestas a las familias de los desaparecidos chipriotas, sin distinción de etnia o religión.

"Aquí jóvenes científicos turcochipriotas y grecochipriotas trabajan juntos en el único proyecto bicomunal que existe en Chipre", comenta a Efe el suizo Paul-Henri Arni, miembro del Comité para las Personas Desaparecidas de Chipre (CDC).

El laboratorio forense, en el que trabajan fundamentalmente greco y turcochipriotas pero también algunos extranjeros, tiene la misión de exhumar e identificar a las personas desaparecidas durante los conflictos que marcaron la historia de Chipre en los años 60 y 70.

Los primeros casos se produjeron en 1963 y 1964, cuando estallaron los primeros enfrentamientos armados entre las dos comunidades que continuaron en 1974, año en que Turquía invadió el norte de la isla, lo que derivaría en la división de Chipre.

"Este proyecto no es para los muertos. Es para los vivos, porque detrás de todos estos cuerpos hay familias que buscan a sus seres queridos y el dolor es enorme dado el alto número de personas desaparecidas en Chipre", explica Arni.

El comité está formado por un miembro internacional designado por el secretario general de la ONU, un greco y un turcochipriota. Fue fundado en 1981 tras un acuerdo entre las dos comunidades y opera bajo los auspicios de las Naciones Unidas.

Sin embargo, no fue hasta 2006, cuando, tras su edificación en el viejo aeropuerto de Nicosia -actual sede de la fuerza de la ONU para el mantenimiento de la paz en Chipre (UNFICYP)- comenzó a trabajar de facto el laboratorio.

"Días y días excavando sin encontrar nada. Y cuando estábamos a punto de dejarlo, de repente encontramos un fusil. En aquel momento me sentí feliz. Tuve la sensación de que los cuerpos querían ser encontrados", cuenta a Efe Istenç Engin, una antropóloga turcochipriota, tras el primer hallazgo en 2006.

El centro nació con el apoyo de los expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una organización no gubernamental fundada para investigar los desaparecidos en Argentina.

Según datos del CDC, entre 2006 y 2014 se han exhumado 1.093 cuerpos; 551 han sido identificados ya mediante análisis antropológicos forenses, y devueltos a sus familias.

La cifra oficial de desaparecidos es de 2.001, de los cuales 1.508 son grecochipriotas y 493 turchochipriotas.

Según apunta a Efe la coordinadora de identificación del centro, la colombiana María Dolores Morcillo-Méndez, médica forense con una larga experiencia internacional, es un centro de renombre mundial que "toda persona interesada en la identificación de personas desaparecidas quiere conocer".

"Es ejemplar no solo desde el punto de vista humanitario, de trabajo entre dos comunidades que alguna vez estuvieron en conflicto y del trabajo conjunto, sino también por su alto nivel científico", añade Morcillo-Méndez.

Pese al estancamiento del proceso de paz y a las múltiples dificultades que se derivan de ello, el equipo ha logrado excavar en 892 sitios, en el sur y el norte de la isla.

Tan solo el año pasado el equipo logró identificar a 140 desaparecidos. Pese a este éxito, el centro se enfrenta a una serie de problemas.

"El problema más grande es el tiempo", dice Arni, pues la búsqueda se basa exclusivamente en informaciones de testigos, quienes van envejeciendo o muriendo y con el paso del tiempo "la calidad de la información se reduce".

Otro de los grandes problemas es la falta de dinero. "Para acelerar nuestro trabajo necesitamos más recursos. Nuestro presupuesto actual es de tres millones de euros, procedentes principalmente de la Comisión Europea, pero también de aportaciones de otros países", apunta.

Para poder acelerar un poco el trabajo, el equipo necesitaría al menos 900.000 euros, explica Arni, para añadir que transmitió en julio esta petición a los líderes de las dos comunidades.

Entre los países donantes, según datos del Comité, figura también España que aportó 150.000 euros.

Los obstáculos no impiden que el equipo continúe su trabajo dando muestra de una cooperación armoniosa y poniendo énfasis en que "excavamos para chipriotas" y no para una u otra comunidad.

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