Los robots con más corazón: ya cuidan a los más mayores y a los más enfermos

Los robots con más corazón: ya cuidan a los más mayores y a los más enfermos
Los robots con más corazón: ya cuidan a los más mayores y a los más enfermos
M.T.
M.T.

Siempre tienes que decirle a la gente que el robot no es un humano y que un robot nunca será un humano. Nunca debes pensar que un robot es un ser humano y que te ama. Es un mensaje de la Unión Europea que puede sonar a ciencia ficción, pero no lo es. Los robots cuidadores son una realidad. Como también lo es que las personas que son físicamente dependientes de ellos podrían desarrollar apegos emocionales.

Ya hay series de televisión que hablan del dilema de robots demasiado humanos, que sienten y recuerdan. Hollywood ha sido el primero en reflejar los peligros y las soluciones de los robots. Blade Runner, Yo, Robot... son solo unos ejemplos. Como siempre, la realidad puede superar a la ficción.

El equipo del proyecto TERESA tiene una visión: Robots socialmente inteligentes que pueden salir al mundo y actuar en nuestro nombre, controlados por nosotros, pero con la capacidad de reaccionar inteligentemente a las situaciones en las que se encuentran.

El robot desarrollado permite que las personas mayores y otras personas con problemas de movilidad sigan interactuando socialmente con los demás, sin tener que salir de su habitación. La soledad y el aislamiento son problemas importantes que enfrentan muchas personas mayores o discapacitadas, pero el robot TERESA ofrece una solución imaginativa y revolucionaria.

Los investigadores han desarrollado métodos que permiten que los robots realicen funciones sociales automáticamente, de modo que el controlador humano nunca tenga que tomar decisiones sobre cómo debe moverse el robot o qué posturas debe adoptar.

Son capaces de detectar emociones faciales y reaccionar

Los robots TERESA son capaces de navegar de forma semiautónoma, manteniendo el contacto cara a cara durante las conversaciones y exhibiendo el comportamiento apropiado de pose de cuerpo, de manera similar a los seres humanos. Los algoritmos que pueden i nterpretar el comportamiento social son capaces de detectar emociones faciales, como la intensidad de una sonrisa, por ejemplo, y responder en consecuencia.

Así que gracias a la inteligencia social del robot, el controlador humano es libre de centrarse en las interacciones con otras personas, en lugar de preocuparse por navegar manualmente el robot o ajustar su posición y orientación.

El robot de telepresencia fue desarrollado originalmente en el proyecto Giraffplus financiado por la UE, pero TERESA continúa el trabajo. El proyecto es una cooperación entre la Universidad de Amsterdam, la Universidad de Twente, la Universidad Pablo de Olavide, el Imperial College de Londres, MADoPA y la Universidad de Oxford (coordinador). Recibió financiación del Séptimo Programa Marco de la Comunidad Europea.Telesalud y teleasistencia podrían ser dominados por robots

Stephen Von Rump, ex director general de Giraff Technologies señala que "los robots de telepresencia han encontrado una aplicación importante en telesalud y teleasistencia, en particular para ayudar a los ancianos a vivir más tiempo en casa de una manera segura y digna. Los gestos y los comportamientos en los encuentros cara a cara no son tan naturales, pero los robots ya tiran la basura, miran si hay una fuga de gas, llevan las medicinas... facilitan la vida.

Robot-Era es un proyecto europeo en el que estos robots facilitan la vida a 160 ancianos en Italia y Suecia. Junto con BioRobotics Institute están invirtiendo en tecnología día a día. Europa destina millones de euros ya en probar estos robots, que pueden ser una de las soluciones para el envejecimiento de Occidente.

Los proyectos pueden no ser tan sensacionales como el androide de Toshiba, ChihiraAico, que se asemeja a una mujer japonesa, pero no están lejos.

Apoyado por € 4,3 millones de la Comisión Europea y socios como Siemens y Telecom Italia, un proyecto llamado Acanto lanzado en febrero de 2015 está encaminado a crear caminantes robóticos que animan a las personas mayores a ejercer y socializar.

Cerca de 100 personas mayores en España, Italia y el Reino Unido pondrán a prueba los dispositivos antes de que el experimento concluya en 2018. El objetivo es tener una versión del andador para los hospitales y una menos costosa para las familias con un precio inferior a 2.000 €, dice Luigi Palopoli, profesor de ingeniería informática de la Universidad de Trento que supervisa el proyecto.

Compañeros en la demencia

La Comisión Europea ha dado 4 millones de euros al proyecto MARIO un grupo que está desarrollando compañeros de robot para personas con demencia. "Puedes preguntar al robot lo mismo 10 veces, y nunca se molesta", dice Kathy Murphy, profesora de la Escuela de Enfermería y Partería de la universidad irlandesa NUI Galway. Walk Man el robot salvador de los desastres naturales

El Instituto Italiano de Tecnología de Génova y financiado por la Comisión Europea, Walk-Man es un robot humanoide que puede operar en edificios afectados por desastres naturales o provocados por el hombre.

Walk Man es un robot parecido al hombre, de 1,85 metros de altura y 120 kilos diseñado para tener poderosas habilidades de manipulación. Puede levantar objetos pesados, como paredes derrumbadas o girar válvulas pesadas para liberar personas atrapadas. Puede conducir, caminar, gatear sobre un montón de escombros y operar herramientas manuales tales como taladros neumáticos o cortadores. En el futuro, cuando domine todas estas habilidades, Walk-Man será de gran ayuda en situaciones peligrosas y operaciones de rescate.

En todo el mundo, los fabricantes vendieron 4.416 robots de asistencia para personas mayores y discapacitados en 2014, según un informe de la Federación Internacional de Robótica de Frankfurt. IFR describe el cuidado de los ancianos como un "gran mercado de mañana" y las ventas de proyectos totalizarán 32.500 unidades entre 2015 y 2018. Aún nos queda para llegar a usar como los japoneses a los robots animales, pero estamos en el camino.

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