"Closed Circuit": el espionaje y la razón de estado en la era Snowden

  • Rafael Cañas.

Rafael Cañas.

Nueva York, 26 ago.- En medio del escándalo suscitado por las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje de EEUU, la película "Closed Circuit" llega esta semana a los cines para plantear con inteligencia cuestiones sobre quién controla a quienes nos vigilan o el asesinato de Estado.

Este filme británico, que se estrena el miércoles (inicialmente en Estados Unidos, Canadá y Japón y el 1 de noviembre en algunos mercados europeos), fue rodado mucho antes de las denuncias de Snowden y de la detención de David Miranda en un aeropuerto de Londres.

Sin embargo, esta realidad reciente añade aún más actualidad y realismo a la cinta, en la que la difusa línea que separa el bien y el mal aparece más borrosa que nunca.

Partiendo del procedimiento judicial contra el presunto responsable de un atentado terrorista de enorme magnitud en Londres, la película muestra sesiones secretas de un tribunal, una vigilancia extrema sobre los abogados y situaciones propias de "El Proceso" de Kafka.

Los letrados, interpretados por el australiano Eric Bana y la británica Rebecca Hall, intentarán cumplir su misión, pero nada es lo que parece en este mundo contemporáneo donde se entrecruzan terroristas, servicios secretos, agentes encubiertos y gobernantes.

"La película plantea algunas preguntas sobre la naturaleza de la democracia moderna, como el límite que aceptarán los ciudadanos sobre lo que puede hacer el Gobierno para proteger su seguridad", señala en declaraciones a Efe el director, el irlandés John Crowley.

Para Bana, "no hay duda" de que el caso Snowden y todo lo que ha traído después "hacen nuestra película más relevante", aunque subraya que estos temas "siempre" han tenido importancia.

Se trata de "la tensión" entre "la noción de que no queremos que nos espíen pero queremos que nos protejan. Es un asunto muy complicado", explica por su parte Hall.

El papel de la prensa tan presente en las revelaciones de Snowden aparece también aquí, de la mano de la corresponsal estadounidense que interpreta Julia Stiles.

Crowley, director de teatro premiado en su nativa Irlanda y cuyo corto currículo cinematográfico ha incluido hasta ahora obras costumbristas, logra con habilidad que todo esto no sucumba a la tentación de los fuegos de artificio tradicionales de Hollywood, como persecuciones, explosiones o tiroteos.

Al contrario, la historia fluye en torno a lo que los protagonistas van averiguando sin aderezos exteriores. "He intentado hacer un 'thriller' inteligente, que no dependa de la acción para tener poder dramático, sino que confía en la inteligencia del espectador", confía el realizador.

Y ambos protagonistas coinciden, en declaraciones a Efe, en la importancia de este punto.

Para Rebecca Hall se trata de un filme "sobre conceptos y cosas que son relevantes saber y no sobre la acción", mientras que Bana apuesta por "mantener la integridad de los personajes y de la historia", ya que no tendría sentido que los dos abogados supieran artes marciales o disparar.

Dentro de esta atmósfera oscura creada por la excelente fotografía del brasileño Adriano Goldman, destaca la omnipresencia por las calles de Londres de cámaras de vigilancia y policías que patrullan armados hasta los dientes.

"Todo esto aumenta el nivel de paranoia y de tensión", explica Bana, quien apunta que en esta cinta la fotografía "es un personaje más".

Crowley, quien reconoce que su película plantea alguna situación "muy kafkiana", como las sesiones secretas del tribunal, confía en que el público estadounidense, acostumbrado a filmes patrióticos o cintas críticas a partir de conspiraciones irreales, responda a una cinta que ofrece un planteamiento crítico hacia el poder pero realista.

"Creo que es un tipo de filme que ha estado ausente de nuestras pantallas", añade el realizador, quien espera que los espectadores aprecien que "Closed Circuit" aporta "algo diferente a un 'thriller' habitual".

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