"Invasión a la Tierra", un apocalipsis más vestido de nervio "indie"

  • Redacción Internacional.- "Invasión a la Tierra", de Jonathan Liebesman, intenta salvar su propio apocalipsis artístico cámara al hombro y con una conseguida atmósfera de desconcierto, pero no puede evitar la rutina de un mundo que se acaba, otra vez, por una invasión alienígena, de nuevo sofocada por los EEUU.

"Invasión a la Tierra", un apocalipsis más vestido de nervio "indie"
"Invasión a la Tierra", un apocalipsis más vestido de nervio "indie"

Redacción Internacional.- "Invasión a la Tierra", de Jonathan Liebesman, intenta salvar su propio apocalipsis artístico cámara al hombro y con una conseguida atmósfera de desconcierto, pero no puede evitar la rutina de un mundo que se acaba, otra vez, por una invasión alienígena, de nuevo sofocada por los EEUU.

En los cincuenta y los sesenta, las invasiones alienígenas tenían una segunda lectura que reflejaba el miedo a lo desconocido en plena guerra fría. La falta de efectos especiales, la notoria utilización de maquetas y papel de aluminio, quedaba compensada por la sustancia argumental, e incluso por el encanto kitsch que iban cogiendo con los años.

Sin embargo, la técnica va avanzando a pasos demasiado agigantados para la evolución del ingenio, por lo que "Invasión a la Tierra", dado que no tenía una idea especialmente buena para retomar el cine de catástrofes, ha decidido jugar con las formas y, aun con un presupuesto de 70 millones de dólares, crear sensación de ciencia ficción realista, y apelar incluso al espíritu Dogma.

Liebesman, para esta película que se estrena hoy en España, contrata actores más que solventes pero menos que estelares para hacerles encabezar el pelotón semisuicida.

Aaron Eckhart y la muy adrenalítica Michelle Rodríguez se enfrentarán a ese enemigo de códigos, intereses y recursos desconocidos junto a un grupo de supervivientes compuesto por marines y civiles que diseñan el habitual grupo multiétnico.

Y el director, curtido más en el terror de "La matanza de Texas. El origen" que en la superproducción, tiene un súbito ataque de lucidez: opta más por lo bélico que por lo fantástico, más por lo terroso que por lo intergaláctico, más por lo opaco que por lo revelador. Sin embargo, transcurrida una hora de metraje, llega el desastre.

Quizá porque en cuanto aparecen los extraterrestres desaparece el misterio, o quizá porque el aguante del espectador a tanto trote tiene sus límites -hasta Steven Spielberg entendió en "Salvar al soldado Ryan" que no debía exceder de los veinte minutos-, lo cierto es que "Invasión a la Tierra" se convierte en una experiencia demasiado invasiva.

Entonces, reflota lo que tanto ajetreo formal había ahogado: la cinta casi desde el principio se sustentaba sobre tópicos escandalosos.

La idea de un sargento que cuando quería retirarse asume la misión más difícil de todas -salvar el mundo, nada menos- e himnos que rezan "un marine nunca se rinde", sólo pueden ser disfrutados desde la parodia, que a todas luces no era la intención última.

Por eso, "Invasión a la Tierra", sin ser especialmente bochornosa, sí tiene momentos en los que pasa de ser una muestra de cine de catástrofes a ser una catástrofe cinematográfica.

Mateo Sancho Cardiel

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