Para la derecha israelí la victoria de Trump es un golpe de suerte

La derecha en el poder en Israel está encantada con la victoria de Donald Trump en las presidenciales estadounidenses, que considera providencial. Un ministro cree incluso que acabará con la idea de un Estado palestino.

La Autoridad Palestina, cuyo cuartel general se encuentra en la Cisjordania ocupada por Israel, se limitó en cambio a felicitar al ganador e instarle, sin el más mínimo entusiasmo, a cumplir la aspiración histórica de los palestinos a un Estado independiente.

Los palestinos tienen motivo para preocuparse aunque, según los expertos, las verdaderas intenciones de Trump ante este conflicto, uno de los más antiguos del mundo, no están claras.

Tras haber sembrado la duda declarando que quiere ser "neutral" frente a lo que considera uno de los conflictos más complicados de resolver, Trump proclamó en marzo un apoyo inquebrantable a Israel y dijo que era "un verdadero amigo" de ese país.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, retomó exactamente sus palabras este miércoles para felicitar a "un verdadero amigo del Estado de Israel".

"Estoy impaciente por trabajar con él a favor de la seguridad, la estabilidad y la paz en nuestra región", dijo Netanyahu, que vislumbra el final de ocho años de relaciones difíciles con el actual inquilino de la Casa Blanca, Barack Obama.

Netanyahu no hace una referencia explícita al conflicto israelo-palestino, ni a la promesa de Trump de desplazar la embajada de Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén. Pero sus aliados en uno de los gobiernos más a la derecha de la historia de Israel no se han privado de ello.

Para el ministro de Educación israelí, Naftali Bennett, jefe de filas del lobby de los colonos y miembro esencial de la coalición gubernamental, "la victoria de Trump ofrece a Israel la posibilidad de renunciar inmediatamente a la idea de la creación de un Estado palestino".

"Esta es la posición del presidente electo" Donald Trump, y "esta debería ser nuestra política", dijo. "La era de un Estado palestino ha quedado atrás", añadió.

Netanyahu apoya oficialmente la solución de dos Estados, uno palestino que coexista pacíficamente con el de Israel. Los planes de paz internacionales también la contemplan.

Una perspectiva remota ante unos planes de paz moribundos desde el fracaso de la iniciativa estadounidense en abril de 2014.

El alcalde de Jerusalén Nir Barkat, la viceministra de Relaciones Exteriores Tzipi Hotovely y la titular de Justicia Ayelet Shaked llamaron a Trump a cumplir la promesa de trasladar la embajada a Jerusalén.

Este cambio resquebrajaría la política histórica de Estados Unidos. El estatuto de Jerusalén es uno de los principales escollos en el conflicto israelo-palestino y a día de hoy Estados Unidos no reconoce a Jerusalén como la capital de Israel.

Los palestinos quieren convertir a Jerusalén Este, es decir la parte de la ciudad ocupada y anexionada por Israel, en la capital de su futuro Estado.

La elección de Trump "simboliza un futuro hecho de nuevas oportunidades" para Israel, dijo Hotovely, miembro del partido de Netanyahu. Sería "el mejor comienzo para las relaciones" entre los dos gobiernos, añadió.

La presidencia palestina está dispuesta "a trabajar con el presidente electo sobre la base de una solución de dos Estados para establecer un Estado palestino según las fronteras de 1967", declaró a la AFP su portavoz, Nabil Abu Rudeina. "La inestabilidad seguirá en la región y en el mundo si no se aporta una solución al tema", añadió.

El movimiento islamista Hamas, que gobierna en la franja de Gaza, es pesimista. "El pueblo palestino no cuenta mucho con que haya un cambio de política de parte de la presidencia estadounidense, la política estadounidense sobre la cuestión palestina se ha caracterizado a menudo por el partidismo", declaró.

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