Amnistía denuncia la espiral de violencia sectaria en Irak tras la ofensiva del EI

    • Inmensas zonas de Irak se han convertido en territorios sin ley y la población civil está al albur de milicias de distinto signo.
    • "Estado Islámico ha cometido crímenes horribles que han sido respondidos por ataques sectarios de las milicias chiíes" explica Amnistía Internacional.
Soldados iraquíes a las afuertas de la refinería de Baiji, Tikrit, durante una operación para retomarla
Soldados iraquíes a las afuertas de la refinería de Baiji, Tikrit, durante una operación para retomarla

Buena parte de Irak se ha convertido en un territorio sin ley. El caos que ya anticipó buena parte de la opinión pública internacional antes de la invasión de Irak de 2003 se está cumpliendo con la máxima intensidad más de una década después.

La organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI) ha denunciado una "espiral de violencia sectaria" que azota Irak muy especialmente desde que hace un año comenzó la ofensiva de los yihadistas de Estado Islámico.

Castigos físicos, latigazos, mutilaciones, decapitaciones, ejecuciones sumarias... Los atropellos a los derechos humanos que acostumbran a perpetrar (y publicitar) los terroristas de Estado Islámico no han quedado sin respuesta. "Los horribles crímenes del Estado Islámico han sido respondidos con una cantidad creciente de ataques sectarios por parte de las milicias chiíes, que se están vengando de los crímenes del grupo atacando a los suníes", ha dicho la asesora para Crisis de la organización, Donatella Rovera.Desamparo judicial

"Con los responsables del Estado Islámico y de las poderosas milicias chiíes en su mayor parte al margen de la ley, los civiles no pueden dirigirse a nadie para lograr protección y las víctimas no tienen acceso a la justicia", ha agregado.

El estado de terror impuesto en muchas ciudades del país conduce a la población civil a una disyuntiva que a la larga puede consituir su sentencia de muerte: elegir uno de los dos bandos. En muchos casos, es la única forma de sobrevivir, al menos durante un tiempo. Cuando las ciudades son tomadas por milicias de distinto signo religioso, los que han manifestado su apoyo al bando vencido saben que pueden tener las horas contadas.

La ONG ha publicado un mapa interactivo detallando los ataques sectarios de los últimos meses, entre los que figura además la matanza de 21 suníes a manos de una milicia yazidí -una de las minorías más perseguidas por el Estado Islámico- en la región de Sinyar.

"El mapa muestra la enorme violencia perpetrada por todas las partes que ha elevado las tensiones sectarias y ha provocado un balance de víctimas civiles inimaginable en todas las comunidades, marcando el capítulo más oscuro de la historia de Irak", ha valorado Rovera.Ejecución de suníes

AI ha recogido además la ejecución el 26 de enero de al menos 56 suníes -si bien podrían ser más de 70- a manos de milicianos chiíes en la localidad de Barwana, en un caso que podría equivaler a crímenes de guerra.

El escenario que describen de aquella matanza resulta de una crudeza atroz:

"Había cadáveres en todas partes. Decenas de cuerpos. Algunos en el vertedero, otros en un campo. No puedo olvidar lo que vi, cabezar reventadas, charcos de sangre. Los niños también lo vieron. Sus gritos resuenan en mi cabeza", relata Nadia, cuyo marido, hijo y yerno fueron asesinados.

Otros residentes describieron que hombres armados, presuntamente pertenecientes a la milicia Badr -una de las más poderosas del país y que combatió al Estado Islámico en la zona durante semanas-, fueron puerta a puerta para llevarse a los hombres.

La masacre tuvo lugar después de la matanza de milicianos chiíes y miembros de las fuerzas gubernamentales en la zona en el marco de los combates con el grupo yihadista, por lo que parece ser un acto de venganza.

"Los que cometieron la masacre entraron en la ciudad con la intención de matar a los hombres suníes. No registraron las viviendas de las víctimas ni interrogaron a los familiares", ha dicho Rovera.

AI ha lamentado que, pese a que estos sucesos se han repetido en otros puntos del país y a que el primer ministro, Haider al Abadi, prometió investigar lo ocurrido en Barwana, no hay signos de que se hayan tomado medidas para que los responsables rindan cuentas.Masacre en Sinyar

Por otra parte, la ONG ha documentado la matanza de suníes a manos de yazidíes en Sinyar, resaltando que "ilustra las consecuencias devastadoras de la campaña de limpieza étnica llevada a cabo por el Estado Islámico contra la minoríayazidí".

Miles de miembros de esta comunidad fueron secuestrados por el grupo yihadista, que procedió a ejecutar a cientos de hombres y a violar y vender como esclavas sexuales a mujeres y niñas.

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El ataque de las milicias yazidíes tuvo lugar el 25 de enero en las localidades de Jiri y Sibaya, y la mitad de las víctimas fueron ancianos, discapacitados, mujeres y niños. Además, de los 40 secuestrados 17 permanecen en paradero desconocido.

Los residentes han asegurado que algunos miembros de los peshmerga -las fuerzas de seguridad kurdas- estuvieron presentes durante el ataque, sin que hicieran nada para impedir la matanza.

"No podíamos imaginar que los asaltantes atacarían a los ancianos y los enfermos, pero lo hicieron", ha dicho un hombre, que describió como su padre fue asesinado en su silla de ruedas.

En este sentido, Rovera ha puntualizado que "es muy preocupante ver a miembros de la comunidad yazidí, que han sufrido mucho a manos del Estado Islámico, cometer estos crímenes tan brutales".

Pese a que las autoridades de la región semiautónoma del Kurdistán y los peshmerga han intentado mantener separadas a las comunidades árabe y yazidí para evitar nuevos ataques, no se ha abierto investigación alguna sobre los ataques en Jiri y Sibaya.

"Las autoridades iraquíes deben hacer todo lo posible para desactivar las tensiones sectarias llevando a los responsables ante la justicia sin discriminación alguna", ha subrayado Rovera.

"Las víctimas deben saber que los que cometen crímenes de guerra y otras violaciones graves rendirán cuentas, independientemente de su religión, etnia o posición", ha añadido.

Por último, ha explicado que "si no se pone fin a la impunidad, los civiles iraquíes permanecerán atrapados en un ciclo mortal de violencia sectaria, con comunidades enteras pagando el precio".

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