Abróchense los cinturones: el mercado puede vivir su semana más negra de los últimos tiempos

  • La amenaza de que Grecia abandone el euro después de las elecciones, sumada a las incógnitas sobre el rescate de la banca española y al posible contagio a países como Italia, son un cóctel explosivo que puede desembocar en una de las semanas más convulsas de la crisis. Tanto que los expertos no se atreven a adelantar acontecimientos, ni a asegurar que vayan a funcionar las armas que tiene Europa para templar los nervios. Llegados a este punto, el interés del bono español puede romper el nivel psicológico del 7%.

Los bonos españoles alcanzan un récord en la era del euro
Los bonos españoles alcanzan un récord en la era del euro
Ana P. Alarcos

La tensión está servida. Tanto que el mercado europeo se prepara para vivir la que podría ser su semana más negra de los últimos tiempos. Y razones no le faltan.

Se han juntado varios frentes que han desatado las peores pesadillas de los inversores: la posible salida de Grecia del euro después de las elecciones del domingo; la falta de detalles en el rescate que Europa ha prometido a la banca española; y, por último, el temido efecto de contagio a otros países como Italia, el tercero más importante de la eurozona.

Un cóctel demasiado explosivo que podría estallar en cualquier momento. Por eso, según los expertos, no podemos descartar ningún escenario en los próximos días. Es más, aseguran que el mercado puede reaccionar de manera imprevisible cuando es presa del pánico, como ahora.

"No me atrevo a decir que algo es imposible: ni que los comicios helenos van a salir bien, ni que el interés del bono español a diez años no va a superar el nivel psicológico del 7%, esa rentabilidad que desembocó en su día en los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal", confiesa Daniel Pingarrón, estratega de mercados de IG Markets.

Es más, todos los expertos consultados barajan esta posibilidad. "Es difícil hacer un pronóstico, sobre todo si tenemos en cuenta todas las variables tan negativas que hay encima de la mesa. Ahora mismo garantizar que no va a pasar algo es muy complicado; la reacción puede ser cualquiera", insiste José Luis Martínez Campuzano, estratega jefe de Citigroup en España.

Pero lo peor no es eso, sino que el estado de pánico del mercado también ha puesto en peligro la efectividad de las armas con las que cuenta Europa para calmar a los inversores: los soportes de la deuda española, el Banco Central Europeo y la cúpula política europea.

El primer salvavidas que puede contener una situación más drástica es que el interés del bono español a diez años no rompa los niveles que marcó en noviembre del año pasado, cuando los temblores en Italia provocaron un estado de nervios similar al actual.

"Todo apunta a que la deuda española irá nuevamente a testar los máximos anuales en el entorno del 6,75%, que fue la resistencia del año pasado. Si no se produjesen compras en estos niveles, sería una señal muy negativa que nos haría replantearnos un cambio de escenario", dice Miguel Paz, director de la unidad de gestión de Unicorp Patrimonio.

Ayer, al menos, se cumplieron sus pronósticos y, aunque la rentabilidad del bono a diez años superó de largo esos niveles (llegó a cotizar en el 6,83%), en los últimos compases de la jornada bajó y terminó el día en el 6,7%.

Ahora bien, a pesar de que ayer ese 6,75% siguió siendo el techo, éste se encuentra muy cerca del nivel que marcó al cierre. De ahí que esta cota pueda ser superada en cualquier momento y que no sirva para impedir un desboque mayor del interés de la deuda española.

La segunda gran duda es si el Banco Central Europeo (BCE) anunciará que retoma las compras de deuda pública en el mercado, una decisión que rompería con el discurso que ha mantenido el organismo en las últimas semanas.

"Si la autoridad monetaria saca la artillería pesada la tensión se desplomaría. De eso, estoy convencido. Ahora bien, me cuesta creer que el equipo de Mario Draghi vaya a mover sus hilos: ya lleva trece semanas sin comprar deuda y ha dejado claro que quiere ver más reacción en la cúpula política europea y que ésta no confíe siempre en su baza", estima Pingarrón.

Es más, todo apunta a que el BCE quiere esperar a ver qué ocurre en Grecia y en la cumbre europea de los días 28 y 29 de junio antes de mover sus hilos. "Está jugando su propia baza política y no hará nada hasta que, por lo menos, pasen los comicios helenos, porque necesita tener pólvora fresca en la recámara si se desata otra tragedia griega", avanza José Ramón Iturriaga, gestor de Abante Asesores.

De nuevo, este as en la manga parece estar descartado, igual que el último que tiene Europa: un nuevo movimiento de la clase política.

"Otro balón de oxígeno sería que la Unión Europea, la Comisión Europea o algún alto mando dijera cómo se van a articular las medidas que se han anunciado. Por ejemplo, de dónde va a salir exactamente el dinero para salvar a la banca española (si del fondo de rescate permanente o del temporal) o cómo se va a detener una fuga de capitales en Grecia si las elecciones se tuercen. El mercado no conoce datos concretos y debe tenerlos para dejar de desconfiar", concluye Pingarrón.

Por todo ello, hagan caso a las advertencias de los expertos y del propio ministro de Economía, Luis de Guindos: abróchense los cinturones, que vienen curvas.

Mostrar comentarios