Expectativa en Asia por discurso de Abe sobre el pasado colonial de Japón

  • La elección de las palabras del Primer Ministro japonés Shinzo Abe este viernes en su declaración por los 70 años de la capitulación de Japón en 1945 sera crucial para las relaciones con sus vecinos asiáticos, víctimas de las atrocidades del ejército nipón.

Shinzo Abe, quien ha sido acusado por sus críticos de revisionismo histórico, prepara un texto que será atentamente seguido por los chinos y coreanos. La expansión militar de Japón entre 1919 y 1945 sigue contaminando las relaciones con sus dos vecinos que esperan con impaciencia los términos escogidos por el político de derecha.

El canal de televisión pública NHK había recientemente afirmado que una versión de esta declaración en preparación tenía palabras como "excusas" y "agresión".

Estas palabras habían sido pronunciadas en un gesto histórico por uno de los predecesores del Primer Ministro japonés, Tomiichi Murayama, en 1995, quien ofreció "disculpas sinceras" y habló de "profundo arrepentimiento".

Murayama, que era socialista, había así pedido, en nombre del gobierno japonés, unas disculpas sin precedente por los crímenes cometidos por Japón en Asia antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Reconoció que "la dominación colonial y la agresión" de Japón había generado "terribles sufrimientos" a China y las dos Coreas.

Diez años después, el Primer Ministro conservador Junichiro Koizumi había usado palabras como "dominación colonial", "agresión", "profundo remordimiento" y "excusas". Pero bajo su mandato, de 2001 a 2006, las relaciones entre Tokio, Pekín y Seúl se deterioraron debido a sus visitas repetidas al santuario Yasukuni, que rinde homenaje a 2,5 millones de víctimas del conflicto, entre los cuales hay criminales de guerra.

A finales de abril, en un discurso histórico frente al Congreso de Estados Unidos, Shinzo Abe, había reiterado la posición de Japón de arrepentimiento, pero sin pronunciar las palabras de excusa esperadas en Pekín y en Seúl, en especial sobre el tema de las esclavas sexuales asiáticas reclutadas en los burdeles del ejército imperial nipón.

Los exdirigentes políticos e historiadores japoneses multiplican sus llamados para que Tokio reconozca sus fallos y asuma su responsabilidad, en particular ante las 200.000 mujeres esclavas sexuales.

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