Dennis Ross, un diplomático tan veterano como polémico

  • Dennis Ross, que anunció hoy su dimisión como enviado de Estados Unidos para Oriente Medio, es un diplomático tan veterano como cuestionado por sus lazos con Israel, que han influido en la política de Washington durante más de dos décadas.

Lucía Leal

Washington, 10 nov.- Dennis Ross, que anunció hoy su dimisión como enviado de Estados Unidos para Oriente Medio, es un diplomático tan veterano como cuestionado por sus lazos con Israel, que han influido en la política de Washington durante más de dos décadas.

A sus 62 años, Ross, que abandonará en diciembre su cargo en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca, ha trabajado para cinco presidentes estadounidenses, y ha sido determinante en la relación con israelíes y palestinos de tres de ellos: George H. Bush (1989-1993), Bill Clinton (1993-2001) y el actual mandatario, Barack Obama.

Su dimisión, justificada oficialmente por la promesa a su mujer de que se retiraría tras dos años en el cargo, deja un vacío importante en el Gobierno de Obama, que pierde a su persona de referencia en la región tras sufrir en mayo otra baja importante, la de su enviado para asuntos israelíes y palestinos George Mitchell.

Nacido en 1948, apenas seis meses después de la creación del Estado de Israel, Ross nunca ha ocultado su afinidad por la causa judía, que le ha convertido en una baza segura en las relaciones de Washington con Jerusalén.

Por supuesto, esa misma tendencia le garantizó un sinfín de críticas del lado árabe y le creó enemigos en la mayoría de cargos en los que ha trabajado. Pero Ross ha sabido, como buen diplomático, compensar la controversia con su vasto conocimiento de la región.

La cuestión de Jerusalén es, quizá, la que mejor ejemplifica su firmeza en torno a los intereses israelíes, y la que cerró las puertas a varios de sus intentos de negociación con los líderes palestinos, especialmente con el fallecido Yasir Arafat, a quien llegó a acusar de ser "incapaz de lograr la paz".

"Lo cierto es que Jerusalén es la capital de Israel. Eso es un hecho. También es un hecho que no debería volver a ser dividida", aseguró en una entrevista con el diario "Jerusalem Post" en 2008.

El primer Gobierno para el que trabajó Ross fue el del demócrata Jimmy Carter (1977-81), en la oficina del subsecretario adjunto de Defensa, Paul Wolfowitz.

Allí contribuyó a desarrollar un extenso estudio que muchos expertos consideran la base de la renovada hostilidad de Estados Unidos hacia Irán en las administraciones siguientes.

Su agresiva posición respecto a Irán tampoco ha sido un secreto a lo largo de los años, y se contempló como la verdadera razón de que Obama decidiera desplazarle hacia asuntos de Oriente Medio en junio de 2009, cuando sólo llevaba unos meses como consejero especial para el Golfo Pérsico en el Departamento de Estado.

Ross también trabajó para Ronald Reagan (1981-89), como encargado de Oriente Medio en la Casa Blanca y como jefe de planificación política en el Departamento de Estado, un cargo en el que Bush le mantuvo.

La llegada de Clinton al poder marcó el comienzo de su labor como enviado especial para Oriente Medio, al frente de los estériles intentos de revitalizar las negociaciones de paz, que él mismo describe en su libro de 2004 "The Missing Peace".

"Aún está por llegar el tipo de transformación que haría posible que el mundo árabe reconociera que Israel tiene necesidades", escribió el diplomático.

En 2001 hizo un paréntesis en su trabajo para el Gobierno y se unió como experto al Instituto de Washington para la Política de Oriente Medio, un centro de estudios de marcada tendencia israelí y a donde regresará tras abandonar la Casa Blanca.

Además, respaldó el trabajo del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano, uno de los grupos que más abogó por la invasión de Irak tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, y llegó a firmar una carta en la que aseguraba que esa medida podría "contribuir decisivamente a la democratización de todo Oriente Medio".

Su experiencia en la región le permitió incluso predecir la oleada de revueltas árabes de la pasada primavera, como supervisor de un informe encargado por Obama en agosto de 2010 que vaticinaba protestas desde Baréin a Yemen.

Nacido en San Francisco (California), de madre judía y padrastro católico, creció en una atmósfera poco religiosa y no se convirtió al judaísmo hasta después de la Guerra de los Seis Días de 1967, cuando rozaba la veintena.

Durante sus estudios de grado y doctorado en la Universidad de California, Ross se especializó en la Rusia soviética, aunque sería Oriente Medio la región que le marcaría, con una pasión que, según muchos analistas, acabó por precipitar su salida de un proceso de paz en el que Washington se ve cada vez más desacreditado.

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