Primer ministro húngaro inflexible pese a referéndum inválido sobre migrantes

El primer ministro húngaro Viktor Orban sigue inflexible en su enfrentamiento con la Unión Europea (UE) sobre la acogida a refugiados, pese a no obtener el quórum necesario en el referéndum del domingo sobre su política antiinmigración y de soberanía nacional.

Los votantes por el 'No' al plan de cuotas de migrantes de la UE fueron amplia mayoría (98,3%), pero solo acudió a las urnas el 39,8% de los ocho millones de inscritos, lo que invalidó el resultado. Debía alcanzarse una participación del 50% para que la consulta tuviera fuerza legal.

Pero Orban sólo retiene la aplastante mayoría del "No" --por el que su gobierno hizo una amplia campaña-- y consideró este lunes que la consulta fue un éxito.

"Hungría ha decidido (...) decir claramente, de una vez por todas, lo que los húngaros piensan de las migraciones masivas", declaró ante el parlamento.

Según Orban, el resultado, aún sin quórum, refleja el amplio apoyo de los electores a su política, según la cual corresponde a los húngaros "el derecho de decidir" en materia de política migratoria.

"Vamos a pelear por ese derecho" prometió el lunes, sin dejar la menor duda sobre su voluntad de proseguir su campaña --junto al grupo de Visegrado (Hungría, Eslovaquia, República checa, Polonia)-- para reforzar el peso de los parlamentos nacionales frente a los tratados europeos.

El presidente del Parlamento europeo, Martin Schulz, abogó en cambio por el "diálogo" en lugar de las "artificiales tensiones" en el seno de la UE. "Los ciudadanos húngaros no tuvieron en cuenta los llamados de Orban", opinó Schulz en un tuit.

Pero en esta UE ya fragilizada por una sucesión de conmociones --desde la crisis migratoria hasta el Brexit-- Orban halla apoyos más allá de sus aliados en los países del Este.

El ministro de Exteriores austriaco, Sebastian Kurz, expresó su enojo, en una entrevista a la televisión alemana, porque algunos se centren más en la invalidez del referéndum húngaro que en la abrumadora victoria del "no".

Muchos Estados europeos, igual que Hungría, "no están satisfechos con la política" de cuotas de refugiados, dijo el ministro austriaco, muy crítico ante un mecanismo que considera impulsado por la canciller alemana Angela Merkel.

Las reticencias de Hungría y sus aliados podrían ser debatidas y tomadas en cuenta, admitían fuentes europeas antes del referéndum.

Otras formas de contribución, como una mayor participación en la protección de las fronteras exteriores, podrían ser debatidas.

Sin embargo, la oposición húngara --que abogaba por el boicot o el voto nulo en el referéndum-- crítica con dureza la lectura que hace de Orban un triunfador de la consulta.

"Ningún partido ha llevado jamás a cabo una campaña tan mentirosa y llena de odio, y pese a ello el referéndum es inválido", destaca Gyula Molnar, presidente del Partido Socialista.

Orban reafirmó este lunes que contaba con "enmendar la constitución con el espíritu del referéndum". Sus partidarios afirman en efecto que con 3,23 millones de votos por "No", el primer ministro, en el poder desde 2010, no había recibido nunca tantos apoyos. Los electores de su partido, el conservador Fidesz, habían sido 2,2 millones en las últimas legislativas de 2014.

Para el analista Csaba Toth, del Instituto Republikon, se trata de un número suficiente de votos para convencer a Orban de seguir usando el tema de la inmigración --como lo hace desde hace más de un año-- con vistas a las legislativas de 2018.

Más aún, si se tiene en cuenta que, junto a una oposición de izquierda y liberal fragmentada, su principal rival sigue siendo el partido de extrema derecha Jobbik, segunda formación del país, que pregona un mensaje antisemita, xenófobo y euroescéptico.

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