Huyendo del hambre y la sequía en Somalia

  • Casi 450.000 somalíes han abandonado sus hogares desde noviembre en busca de agua y alimentos para sobrevivir La grave sequía que está azotando a Somalia, una de las peores en décadas que sufre el país del Cuerno de África, está provocando un éxodo diario entre los somalíes, quienes ya se encontraban en una situación delicada debido a la inseguridad que sigue imperando en buena parte del territorio.
EDIZIONES
EDIZIONES

Casi 450.000 somalíes han abandonado sus hogares desde noviembre en busca de agua y alimentos para sobrevivir

La grave sequía que está azotando a Somalia, una de las peores en décadas que sufre el país del Cuerno de África, está provocando un éxodo diario entre los somalíes, quienes ya se encontraban en una situación delicada debido a la inseguridad que sigue imperando en buena parte del territorio.

Según las estimaciones de la ONU, más de 440.000 somalíes se han visto desplazados desde noviembre de 2016 debido a la sequía, una cifra que sigue aumentando cada día. "Más de 3.000 personas al día se están viendo obligadas a abandonar sus hogares en busca de agua y alimento", ha destacado el director del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), Victor Moses.

La mayoría de los desplazados proceden de zonas rurales y se trasladan a zonas urbanas, donde suelen buscar asistencia humanitaria y refugio en los campos de desplazados ya existentes o incluso creando algunos nuevos. Además, más de 4.000 somalíes han cruzado la frontera hacia Etiopía para dirigirse al campo de refugiados de Dolo Ado.

"Este es el mayor desplazamiento del que hemos sido testigos desde la hambruna de 2011 y está aumentando cada vez más a diario", ha advertido Moses, subrayando que "los indicadores se están alineando peligrosamente con los que llevaron a la hambruna de 2011".

Un análisis que comparte la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) en su último informe. "Las condiciones a principios de 2017 son comparables con las de principios de 2011", sostiene la OCHA, si bien aclara que "actualmente el acceso humanitario y la presencia es mejor de lo que era entonces".

Aunque los precios del trigo y el arroz son similares a los de hace seis años, "quizá un poco más caros", y las previsiones de lluvias y del poder adquisitivo de los somalíes también lo son, la OCHA insiste en que el riesgo de hambruna, la tercera en 25 años, persiste en el país.

"Si la temporada de lluvias 'Gu' de abril a junio es escasa, el poder adquisitivo caerá a niveles vistos en 2010-2011 y si la asistencia humanitaria no puede llegar a la población necesitada, la hambruna sigue siendo una fuerte posibilidad", advierte el organismo de la ONU en su informe.

LARGAS CAMINATAS EN BUSCA DE AYUDA

Ante este panorama, son muchos los somalíes que, tras perder sus medios de vida y en medio de la desesperación por poder alimentar a sus hijos, están abandonando sus hogares y realizando largas caminatas de varios días en busca de ayuda.

Hasta el campo de desplazados de Al Adala, en Mogadiscio, han llegado numerosas personas de la región de Baja Shabelle, una de las más afectadas por la sequía. Una de ellas es Faduma Abdi Ahmed, quien caminó durante cuatro días junto con sus cinco hijos.

Según ha contado a la Misión de Asistencia de la ONU en Somalia (UNSOM), su hija de cinco años y su hijo de tres "murieron con una diferencia de siete días". "Perdimos a nuestros familiares y animales y decidimos marcharnos", explica Faduma, cuyo marido se marchó "cuando la situación empeoró" por la sequía y no ha vuelto a saber de él.

Su historia es parecida a la de Rahmo Warsame Issaq, quien caminó durante once días hasta llegar a Al Adala junto a sus cuatro hijos, exhaustos y desnutridos. "Seis personas murieron recientemente, incluido mi marido. Murieron por la sequía", explica Issaq.

A sus 26 años, Nalo Nuura Musdhaf, tenía claro tras ver morir de hambre a uno de sus hijos que no soportaría perder a otro. "Desde que comenzó la sequía perdí a mi hija, a mi tío y a mi abuelo. Hui con mi familia tras sus dolorosas muertes", cuenta a UNSOM, subrayando que "solo había hambre y sed, no había agua que beber".

Nalo y su marido perdieron su ganado, que era su principal medio de vida, por lo que ahora viven de la ayuda que les dan "buenos samaritanos" en Al Adala. "Todos los animales murieron por la falta de pastos y agua", se lamenta la joven, que junto a su familia tuvo que caminar durante dos días antes de que un hombre se ofreciera a llevarlos en su coche el tercer día.

En su caso, no es la primera ve que se ha visto obligada a abandonar su casa, sino que también lo hizo en 2011, pero regresó cuando la situación mejoró. Ahora, Nalo considera que la situación es peor. "En 2011 teníamos algo de agua en el río, pero en la sequía actual, no hay agua y no hay absolutamente nada que comer", resalta.

HUIDA HACIA ETIOPÍA

Otros somalíes han optado por cruzar hacia Etiopía. Aisha Yussuf Abdi es una de ellas. A sus 40 años, se ha visto obligada a dejar a su marido y sus padres atrás para salvar la vida de sus siete hijos y "darles una oportunidad de sobrevivir", cuenta al personal del Alto Comisionado de la ONU (ACNUR) en Dollo Ado.

"Teníamos nuestra granja, nuestras vacas y comida sobre la mesa", recuerda Aisha, precisando que todos sus animales murieron "ante nuestros ojos". "Tenemos hambre y buscamos comida", explica.

Ali Said, de 31 años, también lo ha perdido todo. "La sequía es muy mala y algunas zonas están inaccesibles", explica tras llegar al campo de refugiados junto a sus ocho hijos después de que sus tierras se secaran y su ganado muriera. "Incluso en estas condiciones, no se puede conseguir ninguna ayuda porque está Al Shabaab ahí".

El grupo terrorista vinculado a Al Qaeda sigue estando presente en amplias zonas del país, aunque ya no en Mogadiscio, si bien sigue llevando a cabo ataques con cierta frecuencia en la capital. Su presencia supone una amenaza para la seguridad, pese a los intentos por parte del Gobierno somalí y las tropas africanas de la AMISOM de acabar con ella.

"La gente llega hambrienta y un número significativo de niños y madres están malnutridos", explica Sandra Harlass, responsable sanitaria para ACNUR en Etiopía, donde viven ya más de 250.000 refugiados somalíes. "Es una situación muy frágil que requiere atención urgente para salvar vidas", advierte, incidiendo en que casi tres cuartas partes de los niños menores de 5 años que llegan están desnutridos.

Mostrar comentarios