En el viejo Damasco, una triste exposición de artistas que huyeron de la guerra

Ante un viejo café del corazón de Damasco, jóvenes sirios se detienen ante una exposición de arte que evoca la desesperación y el dolor de la guerra en el país. ¿Lo único que falta? Los propios artistas.

En lugar de mostrar orgullosamente sus obras, los artistas de la exposición "And They Left" (Y se fueron) están diseminados por toda Europa, tras haber huido del brutal conflicto que asola Siria desde hace más de cinco años.

Han confiado sus obras a Bernard Jomaa, de 39 años, curador de esta exposición marcada por la nostalgia y la tristeza.

Tras poner en orden una serie de esculturas talladas, Jomaa se comunica por Skype con la artista y autora, Sara Jatib, actualmente en Dinamarca, para mostrarle la sección dedicada a su obra.

Al ver sus esculturas expuestas en su patria, a tantos miles de kilómetros --en especial una figura de piedra que representa a una mujer abrazada a sí misma--, Jatib, de 29 años, rompe a llorar.

"Estaba realmente muy emocionada con la idea de esta exposición. Y no pude reprimir las lágrimas cuando vi que mi obra estaba expuesta tan cerca del muro de la ciudadela de Damasco", afirma Jatib, que pidió asilo en Dinamarca en 2012.

"No podía llevarme las obras a Dinamarca, y tampoco quería hacerlo. Deseaba dejar parte de mí en Damasco", destaca Jatib a la AFP.

La guerra en Siria ya ha matado a más de 300.000 personas y desplazado a casi la mitad de la población del país anterior al conflicto. Varios millones de personas han buscado refugio en los países vecinos, y cientos de miles lo intentan en Europa.

La exposición en el Ziryab, un popular café de piedra de la Ciudad Vieja de la capital, muestra una veintena de obras de 15 artistas sirios, que ahora todos viven en el extranjero.

"Hay muchas obras que he ido acumulando a lo largo de años, de artistas que abandonaron Siria sin llevárselas. He tomado muchas obras olvidadas, y me he encargado de exhibir las de quienes dejaron el país", afirma Jomaa.

"Habitualmente, los artistas están presentes en una exposición para explicar mejor su obra. Pero su ausencia refleja mejor que nada el dolor y el sufrimiento de muchos de los jóvenes artistas que han abandonado el país" añade.

Esas obras reflejan tristeza, o nostalgia: por ejemplo, un fotógrafo muestra la histórica plaza de Bab Tuma en Damasco "antes de que estuviera llena de retenes militares", comenta una de las visitantes, Mayss, de 31 años.

"La mayoría de las obras aquí son tristes, ya sea por sus colores, el ángulo fotográfico, o la forma en que han sido esculpidas. Los artistas están obviamente muy influenciados por los acontecimientos recientes", asegura.

Pese a que Damasco se ha librado de la peor parte de la guerra, como sí ha ocurrido por ejemplo con la sitiada Alepo (norte), la juventud de la capital sufre la hiperinflación y el desempleo provocados por el conflicto.

El fotógrafo Rami Skeif es unos de los miles de sirios que realizó una peligrosa travesía por barco para llegar a Europa a fines de 2015, junto a su mujer y una pequeña hija.

"Teníamos un pequeño bote para el viaje, y solamente podíamos llevar lo esencial", explica por carta Skeif, de 40 años, ahora en Suecia.

"No podía llevar mis pinturas conmigo en ese viaje lleno de peligros, por tierra y por mar, así que las dejé en Siria y las confié a mi amigo Bernard", dice Skeif, que espera algún día regresar a Siria para "participar en una muestra que represente a una mujer feliz, la felicidad que pedimos para nuestro país".

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