Agustín Lara restaña las heridas del corazón de Natalia Lafourcade

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 22 abr.- Separada y deseosa de realizar "algo diferente con su música", la mexicana Natalia Lafourcade hizo suyo el tormento amoroso de las canciones de su compatriota Agustín Lara, atreviéndose a moverle algo más que las comas al "flaco de oro", en un disco que presenta en España tras su gran acogida en México.

"Me sentí muy identificada al escuchar sus letras y pensé que tenía que atreverme a cantar una verdadera canción de amor", ha dicho hoy en una entrevista con Efe en Madrid esta artista, que en "Mujer divina. Homenaje a Agustín Lara" ha versionado clásicos como "Limosna", "Farolito" o "Piensa en mí", acercándolos a las generaciones más jóvenes.

Gracias a ellos estableció una conexión directa con su alma y su corazón, dice, acompañada de amigos y colegas como Miguel Bosé, Jorge Drexler, Devendra Banhart y Kevin Johansen.

"Me preocupé de lograr un disco muy bonito, en que los invitados estuviesen de corazón y vistieran muy bien la música de Agustín Lara, que es muy elegante y delicada", dice, consciente de que "bastante era cambiar estructuras y letras" a riesgo de enfadar a los "laristas".

Aunque el proceso -un año de trabajo- fue más duro de lo que parecía, el resultado se le antoja muy satisfactorio y en México ha llegado a ser disco de platino, por lo que sonríe al preguntarle si se siente como indica el título de este quinto álbum de estudio.

"Es un momento muy lindo de mi carrera. Estoy muy tranquila con el disco que logramos", señala tras sobreponerse a momentos duros en su vida.

Así, valora el papel sanador que tiene la música no solo en el terreno sentimental, sino también en el físico, como comprobó tras un grave accidente con un caballo a los seis años.

"Lo recuerdo como un acontecimiento importante en mi vida, pero supongo que para mi madre fue peor, porque yo era muy chiquita. Ella, separada y soltera, tuvo que sacarme a mí adelante y ahí se dio cuenta de que la música va más allá de lo que se pueda pensar", cuenta.

La madre de Lafourcade, pedagoga, elaboró durante diez años un método que utiliza la música para educar el oído y fomentar el control del cuerpo y del espacio, entre otras capacidades, por lo que ahora reivindica vivamente la importancia de la educación y, en concreto, de la educación musical.

"A mí me ayudó a todo. Es mi forma de vida", afirma esta menuda mexicana que bromea con que quizás se quedó "un poco loca".

En 2003 a punto estuvo de ser apeada del escenario del festival Vive Latino por un público "muy rudo" que no aceptaba su propuesta pop. "No me bajaron, porque yo fui superterca y aguanté", recuerda Lafourcade, que se sacó la espina en 2011 con una aplaudida actuación en el mismo foro.

Ella, opina, ha encontrado su sitio y el público también se ha dado cuenta de que "lo que podía parecer un producto de la discográfica, al final no lo era", dice la autora de "En el 2000".

"Durante muchos años me negué a tocar esa canción, pero ahora la amo. Veo con mucho orgullo los años que han pasado y tener un público que quiera oirme", cuenta sobre el tema que la trajo por primera vez a España.

En esta visita, actuará este jueves en Zaragoza (sala Playa) y el sábado en Barcelona (Music Hall), antes de regresar a Madrid para cantar en la sala Copérnico junto a varios artistas como Depedro, Tulsa y La Shica.

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