"Ahora o nunca": Nancys Rubias reaparecen entre Raffaella Carrá y Los Ramones

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 24 nov.- En su momento de mayor ebullición mediática tras su paso por un "reality", pero consciente de que la fama "es efímera", Mario Vaquerizo y su grupo, Nancys Rubias, publican "Ahora o nunca", una declaración de intenciones de este artista, al que apasionan por igual Raffaella Carrá y Los Ramones.

"Me encanta la fama, pero también soy consciente de que es muy efímera", ha dicho hoy en Madrid en una entrevista con Efe este periodista, DJ, agente de prensa, representante y, ahora también, personaje popular, que considera que el cambio operado en el último año en su vida, tras grabar el programa del canal MTV "Alaska & Mario", es "cuantitativo, pero no cualitativo".

"Yo no estoy haciendo nada nuevo que no lleve haciendo diez años", sostiene Vaquerizo, que vive su repentina fama "de manera natural", porque -según él- "vendrá uno más guapo y más joven y se olvidarán de mí".

Ahora, Vaquerizo vuelve a ponerse al mando de Nancys Rubias, un "pasatiempo" que creó hace años junto a un grupo de amigos, ninguno músico, con apelativos tan estrambóticos como Nancy O (su hermana, Marta Vaquerizo), Nancy Travesti (Juan Pedro) y Nancy Reagan (Miguel).

"Es un ejercicio de sinceridad, no de provocación; no consideramos que tengamos que aprender a tocar un instrumento para tener un grupo", afirma este artista, que reivindica -desde su "germánico" sentido del trabajo- que eso no significa que Nancys Rubias no sean dueños de cada decisión, "de la portada a la producción de la última canción".

En "Ahora o nunca", su cuarto álbum, glam-rock, punk, pop y disco se dan de la mano para crear singles como "Peluquitas".

"Damos un producto bien hecho, te guste o no", dice él, orgulloso de las letras de Nacho Canut, cincuenta por ciento de Fangoria, o de la parte gráfica, obra del diseñador y fotógrafo Juan Gatti.

Con ellos, como con su mujer, Olvido Gara "Alaska", conforma una "factory warholiana", con una idiosincrasia común que concibe igualmente aparecer en la portada de la revista Hola o leer al escritor estadounidense Guy Talese.

"Nos sentimos fuera de lugar constantemente. Somos unos marcianos, pero hemos formado nuestra secta", dice sobre él y sus amigos, "cuatro estrellas, aunque luego digan por ahí que somos cuatro estrelladas".

Desde esa peculiar forma de mirar el mundo, afirma que "el glamour es decir que te gusta Raffaella Carrá y Los Ramones" y considera primordial "no ser un fundamentalista", sino un personaje ecléctico y de contrastes, como él mismo, que pese a su imagen "extravagante", asegura que por dentro es tradicional e, incluso, que se ha quedado "antiguo".

"No me da vergüenza decir que me gusta la prensa del corazón, como reconocer que no sé qué río es éste o dónde está ese país. No me interesa, porque yo con los ríos no hablo, ni con los países, que luego se disgregan. Para qué te vas a aprender el atlas", añade jocoso.

La vena antigua le salta al hablar de sus viejas cafeterías madrileñas, de las Navidades, de sus estrellas de toda la vida, como Marlene Dietrich o el degradado Elvis del 77, pero también al charlar sobre el proceso de selección de Eurovisión.

"Qué es eso de que todo el público tenga que decidir quién va. Ya basta de tanta democracia y tanta opinión del exterior. Yo me he quedado antiguo, entre lo analógico y lo digital, y me da pena que lo primero esté desapareciendo", cuenta.

Hablando de decadencia, a la que rinden homenaje en la canción "Burlesqueada", ruega a Dios conservar la melena, pero afirma que él no tiene miedo a envejecer.

"Esa gente que se quita edad es tonta", dice él, que apuesta mejor por una "actitud joven".

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