Artista mexicano Lozano-Hemmer mide los latidos del corazón de su público

  • El artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer, que presenta en Bogotá obras hechas a partir del pulso cardiaco, la mirada y las huellas dactilares del público, trabaja con las nuevas tecnologías, porque es "inevitable": hoy son como una segunda piel.

Ana Mengotti

Bogotá, 24 oct.- El artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer, que presenta en Bogotá obras hechas a partir del pulso cardiaco, la mirada y las huellas dactilares del público, trabaja con las nuevas tecnologías, porque es "inevitable": hoy son como una segunda piel.

"Ya no sabemos cómo sería la percepción de las cosas sin tener ocho horas diarias de computador; incluso aunque no tengas contacto con las nueva tecnologías, tu vida está relacionada con ellas", afirma en una entrevista con Efe.

Lozano-Hemmer, nacido en México DF en 1967 y radicado en Montreal (Canadá) desde hace 12 años, sostiene que América Latina ha sido pionera en la intersección del arte y la tecnología, aunque por los estereotipos y el desconocimiento no se le da el crédito que merece.

"Hace 20 años me decían: esto está muy bonito pero no es muy mexicano. Y eso es mentira", señala.

Este ganador de dos premios británicos BAFTA al arte interactivo, entre otras distinciones, defiende el legado de latinoamericanos como el inventor mexicano Guillermo González Camarena, dueño de la primera patente de televisión en color del mundo, o la argentina Marta Minujin, que fue la primera artista plástica que usó una cámara de vídeo para una obra, hace más de 40 años.

Incluso, en el desarrollo de la teoría de la cibernética tuvo un papel destacado un científico mexicano, Arturo Rosenbleuth, amigo e interlocutor de su creador, el estadounidense Norbert Wiener, quien se instaló en México en los años 40, recuerda.

Rosenbleuth, que estudió fisiología en Europa y EE.UU., regresó a México en 1944 para trabajar en el Instituto Nacional de Cardiología, una rama de la medicina que en la exposición de Lozano-Hemmer en la galería NC Arte de Bogotá tiene mucho protagonismo.

"Almacén de corazonadas", una de las cuatro obras que el mexicano presenta, necesita del público para materializarse.

"Me gusta pensar que son plataformas para que el público se represente. El público forma parte de mi obra, el público completa y crea la obra", señala este artista que estudió para químico.

Lo que necesita en esta obra son las pulsaciones de los corazones de público, que son medidas por sensores del mismo tipo que los que tienen los aparatos médicos y las máquinas de los gimnasios.

Cada uno de los 200 "bombillos" (bombillas o lámparas) que cuelgan de techo de la sala de exposición se ilumina al ritmo del corazón de uno de los visitantes que han pasado por los sensores.

Mañana sábado, cuando se inaugure la exposición, los primeros que latirán son los corazones de 200 mexicanos participantes en una muestra previa, pero a medida que los bogotanos se dejen medir el ritmo cardiaco, sus latidos irán sustituyendo a los otros.

Otra de las obras, titulada "La medianoche del año", hace un guiño a las representaciones barrocas de Santa Lucía, la patrona de los ciegos, que prefirió dejarse arrancar los ojos a renegar de su fe y en la imaginería católica es mostrada junto a un plato o bandeja con los dos globos oculares extraídos.

Los asistentes se miran en una pantalla conectada a un sistema de reconocimiento facial y, tras la extracción virtual de los ojos, empieza a salir humo de sus cuencas vacías, mientras la mirada de cada uno queda almacenada en la parte inferior del dispositivo.

En "Índice de corazonadas", Lozano-Hemmer se sirve de los dedos del público para componer un mosaico de hasta 10.000 huellas digitales que cambian a medida que se suman nuevas personas.

La obra es en cierto modo un reconocimiento al argentino Juan Vucetich, el "padre" del sistema dactilográfico.

Por último, en NC Arte presenta "Basado en hechos reales", un documental en blanco y negro que muestra lo que las cámaras de seguridad ven en la capital mexicana mediante la colocación de otra cámara sobre ellas.

Mientras Lozano-Hemmer se prepara para la apertura de su exposición en Bogotá, en Londres la reina Isabel II inauguró hoy la nueva sala del Museo de las Ciencias dedicada a la "Era de la Información", donde se muestra una de sus obras.

"Fiducial Voice Beacons" es una instalación dinámica de luz y sonido en la que el público debe usar dispositivos móviles y bajar una aplicación gratuita para grabar mensajes que son incluidos junto a los de personajes históricos o populares elegidos por el museo.

Entre los proyectos que Lozano-Hemmer tiene entre manos está el de sumar nuevos protagonistas a una obra que captó el respirar de la cantante cubana Omara Portuondo, una mujer de 83 años, "muy carismática y con un gran sentido del humor".

Sus próximos objetivos son el cantautor canadiense Leonard Cohen, de 80 años, y el compositor experimental estadounidense Pauline Oliveros, de 82.

La obra con Portuondo, que debió inspirar y expirar en una bolsa de papel como las que se usan en caso de un ataque de pánico, fue presentada en la bienal de Cuba y la idea es que se convierta en un homenaje a la cantante después de su muerte con el título de "El último suspiro".

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