Buena actuación de Rafael Cerro en Las Ventas, estropeada por la espada

  • El novillero Rafael Cerro protagonizó una notable y madura actuación en el festejo celebrado hoy en Las Ventas, aunque su fallo con la espada le privó de salir triunfador.

Javier López

Madrid, 7 abr.- El novillero Rafael Cerro protagonizó una notable y madura actuación en el festejo celebrado hoy en Las Ventas, aunque su fallo con la espada le privó de salir triunfador.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de Javier Molina, bien presentados y de juego desigual. El mejor, el bravo segundo; y también destacó el encastado y exigente tercero, ovacionados ambos en el arrastre. El resto, deslucidos.

Raúl Cámara "Cañero": estocada (ovación); y tres pinchazos, estocada desprendida y descabello (silencio tras aviso).

Antonio Puerta: pinchazo y estocada ligeramente desprendida (silencio tras aviso); y casi entera tendida y desprendida, y dos descabellos (silencio tras aviso).

Rafael Cerro: dos pinchazos y media (ovación tras dos avisos); y seis pinchazos, media y descabello (palmas tras dos avisos).

La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde fría.

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LA MADUREZ DE CERRO

Hay novilleros que cuando empiezan se atisba en ellos cualidades que les hacen ser firmes promesas del toreo; e igualmente, cuando alcanzan su momento de madurez, se les ve que empiezan a pedir el toro para seguir creciendo. Ese es el caso de Rafael Cerro.

El pupilo de Ortega Cano ha demostrado hoy en Las Ventas que está en un momento espléndido por capacidad, seguridad, firmeza y solvencia en la cara del toro, que ya es un novillero cuajado y con el oficio suficiente para dar un paso más en su carrera. Otra cosa es la espada, el único talón de Aquiles que aún debe pulir.

Un Cerro que salió a por todas desde el principio, recibiendo a su primero "a portagayola", para recetarle a continuación una serie de verónicas con garbo y expresión. El novillo, con muchos pies de salida, tuvo también "carbón" en la muleta, y aquí se vio a ese Cerro más hecho, más maduro, sobre todo en los estatuarios de inicio y en las primeras series con la mano derecha, de mucha consistencia.

La pena fue que el novillo comenzó a acortar el viaje y a orientarse. Fue entonces cuando surgió el Cerro valiente y capaz para aguantar tarascadas de un animal que le buscaba con malas ideas, quedándose debajo y revolviéndose en un palmo, y que apunto estuvo de echársele a los lomos en dos ocasiones. Lástima de espada, pues perdió un más que posible trofeo.

Volvió Cerro a la puerta de toriles para recibir al que cerró plaza, con el que volvió a brillar con el capote en un ramillete de lances genuflexos a la verónica de muy buena compostura, y un galleo por chicuelinas para poner en suerte.

Muleta en mano comenzó su labor de rodillas en el mismo centro del ruedo y, ya de pie, toreó con temple, seguridad y mucho gusto con la diestra, tirando muy bien del oponente que, en un descuido al natural por culpa del viento, comenzó a enterarse de la película, viniéndose a partir de ese momento "vencido" y en busca del hombre, que solventó la papeleta con firmeza y arrojo.

Pero otra vez la espada le jugó una mala pasada, y lo que pudo ser un triunfo casi se convierte en un disgusto pues estuvo a punto de escuchar los tres avisos.

"Cañero" tuvo en primer lugar un novillo muy medido de fuerzas, rebrincadito y con escaso recorrido, al que toreó con limpieza sobre la diestra dentro de un conjunto de largo metraje pero de poco relieve por lo que poco que aportó el astado, que terminó además parándose.

No tuvo suerte "Cañero" con el lote, pues el cuarto tampoco se prestó al lucimiento, un novillo bronco, de cortas embestidas y rematando los viajes con la cara con la nubes, con el que el madrileño no pasó de discreto.

El primero de Puerta cumplió un buen tercio de varas, derribando incluso en el primer encuentro con el caballo, y desarrolló muy buen son en el último tercio; pero el murciano no acertó a tocarle las teclas oportunas, dubitativo, un punto acelerado y sin acabar de rematar los muletazos.

Puso voluntad Puerta, sí, incluso pegó algún pasen aislado de buen trazo pero le faltó creérselo porque el novillo, aún sin terminar de descolgar del todo, fue de triunfo.

El quinto también fue bravo en varas, pero en la muleta no fue tan franco como el anterior, revoltoso, y de medias y descompuestas embestidas. Puerta anduvo aquí algo más centrado pero sin llegar a resolver nada del otro mundo.

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