Carlos Ann: Gelman "bailó con un maniquí" al escuchar sus poemas musicados

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 12 dic.- "Gelman no se puede musicalizar, lo han intentado muchas veces", previno Mara La Madrid, esposa del poeta, a los artistas barceloneses Carlos Ann y Mariona Aupí, quienes, bajo la "inconsciencia" del juego, osaron embarcarse en esta tarea con el beneplácito y la voz del Premio Cervantes 2007.

"Cuando fuimos a enseñarles el resultado, fue un momento de mucha tensión en el que él cerraba los ojos. Entonces los dos se exaltaron. Gelman nos dijo: 'lo habéis conseguido', y empezó a bailar con un maniquí. Fue muy emocionante", recuerdan en una entrevista con Efe en Madrid.

Tras su fructífera alianza, que previamente ya había dado como frutos el disco "Santa N" y otro dedicado a José Alfredo Jiménez, ambos se presentan ahora como responsables de "Gelman", un disco que comenzó a gestarse hace seis años.

"Lo empezamos por jugar, sin ninguna meta concreta. Intentábamos hacer un eco del disfrute y llevarlo lo más lejos posible", cuenta Aupí, exvocalista del dúo catalán Fang.

No era un disco urgente y a ello se sumaba el nivel de autoexigencia. Cada vez que lo dejaban reposar, la siguiente escucha les dejaba cierta insatisfacción, por lo que hicieron y deshicieron las mezclas hasta acumular 60 pruebas de máster.

"La muerte de Gelman -acaecida el pasado mes de enero, a los 83 años de edad- no ha sido para nada un revulsivo para su lanzamiento. Estábamos terminando el disco cuando nos enteramos de su fallecimiento. Ha sido una casualidad", subrayan.

La génesis del proyecto se halla en "un primer contacto semidirecto": una cena a la que Ann rechazó asistir por estar muy cansado y a la que asistiría, le dijeron, "un poeta".

Resultó que el poeta en cuestión era Gelman, que al menos de aquella cita se llevó bajo el brazo el disco que Carlos Ann había facturado en tributo al también escritor Leopoldo María Panero.

Un año después, el argentino les invitó a su casa en México y, aunque hubo unas copas de más que impidieron abundar en detalles, el disco echó a andar y Gelman se ofreció a aportar su voz a la grabación, que suena firme, cálida y profunda en el resultado final.

"De hecho, estaba resfriado. Él decía que tenía pajaritos dentro", recuerdan.

La selección de poemas, que comprende "Pasa", "Otoño" o "Mujeres", la hicieron ellos de forma muy intuitiva, prácticamente aleatoria, en busca de aquellas piezas que más les "latían".

"Mi mano sobre tus pechos la cocina/ en reposo a esa hora el café/ que hirvió el hablar en voz baja/ para no molestar a la dulzura de nuestros cuerpos/ que temblaron o brillaban/ con una especie de luz como el cuchillo que usaste/ mientras estaba en tu mano", entona Aupí de forma sensual sobre los versos de "El cuchillo".

Más que la recuperación de la memoria que representó Gelman, cuyo hijo y nuera fueron asesinados durante la dictadura argentina, lo que les atrajo a su obra fue "el renacimiento que hizo después de estar tan tocado y cómo supo mostrar todo un abanico emocional y del amor en su máximo poético".

"Era una persona ultratierna, lo que no quería decir que no tuviera un carácter fuerte", dicen al recordar cómo reaccionó después de que le comunicaran que habían invitado a Jodorowski a recitar un poema en el disco. "Dijo que no, que quería que estuviéramos los tres solos", afirman.

El resultado final es un disco muy ecléctico, que intenta adecuarse a la "agramaticalidad" que caracterizó al homenajeado, por ejemplo con melodías que surgen sin "refritos", sin pasar casi por la mente o la memoria, para evitar que pierdan su esencia.

Se cumple así una premisa que empuja el impulso creativo tanto de Carlos Ann, que está a punto de publicar su nuevo álbum en solitario, como del propio Gelman, "la sensación permanente de insatisfacción, de no alcanzar nunca la poesía con mayúsculas".

"Más en un disco que ha sido eterno", ratifican.

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