El faraón, muerto con apenas 19 años en 1324 AC tras un breve reinado de nueve, es conocido del gran público por el tesoro excepcional encontrado en su bóveda funeraria, en particular su máscara mortuoria en oro macizo, con un peso de 11 kilos, incrustada de lapislázulis y piedras semipreciosas.
Las autoridades decidieron restaurar la tumba descubierta en 1922 por el arqueólogo británico Howard Carter para "preservarla y protegerla", puesto que constituye "uno de los monumentos arqueológicos más importantes de Egipto, explicó el ministro de Antigüedades, Mamduh al Damati, en un comunicado.
"La momia del rey Tutankamón será transferida a una sala secundaria de la tumba para preservarla", según un alto responsable del ministerio, Mohamed Afifi.
Los trabajos de restauración, cuya duración no fue revelada, comprende sobre todo la instalación de un nuevo suelo en la tumba.
En enero, la prensa había revelado una burda restauración de la máscara funeraria del faraón -expuesta en el Museo de El Cairo- para la que se utilizó cola, cuyos restos podían verse claramente, para pegar la simbólica barba del soberano que se había roto accidentalmente.
Luxor, una ciudad de medio millón de habitantes a orillas del Nilo, es un museo a cielo abierto donde abundan templos y tumbas del antiguo Egipto.
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