Darío Villalba, el pintor del dolor y el temblor de vivir

  • Concha Tejedor.

Concha Tejedor.

Madrid, 30 ene.- "El dolor, junto con el amor, junto con la culpa, junto con la redención". Son los ejes de la creación de Darío Villalba, según ha explicado a Efe este pionero en la utilización de la fotografía como soporte de la pintura, al que el Centro de Arte Tomás y Valiente de Fuenlabrada dedica desde hoy una retrospectiva.

La exposición, a cuya inauguración asistió anoche un emocionado Darío Villalba (San Sebastián, 1939), es las más completa de este artista desde la antológica organizada por el Museo Reina Sofía en 2007 y ofrece, hasta el 26 de abril, 70 obras de la madrileña y privada Colección Espíritu-Materia, fechadas entre 1973 y 2008, que suman 35 años de creación, bajo el título "Darío Villalba: Noche Oscura".

Enfermos, dementes, chaperos, náufragos, seres marginales y también acumulaciones de desechos, tierras, viscosidades bituminosas, pero sobre todo una dolorosa colección de rostros y cuerpos, en muchas ocasiones de aire espectral, "en el delgado hilo que separa vivir y no hacerlo" en palabras del comisario de la muestra, Alfonso de la Torre, historiador del arte.

"En toda mi obra -ha manifestado a Efe Darío Villalba- hay un tenebrismo, una oscuridad que siempre florece con una luz muy intensa de la esperanza. Hay una parte muy mística en mi trabajo y de ahí el título tomado de una de las máximas poesías de la mística española, la Noche Oscura del alma, de San Juan de la Cruz".

En la XII Bienal de Sao Paulo de 1973 Darío Villalba obtuvo el premio con un conjunto de sus emblemáticas esculturas realizadas con la técnica conocida como "encapsulado". Tres de ellas, el "Enfermo", de grandes dimensiones y dos más pequeñas, tituladas "Almohada", abren esta exposición.

El "Enfermo", de más de dos metros y medio por uno setenta, figura de un hombre en el límite de la vida, encapsulada en metacrilato transparente y suspendida en el espacio, recibe al visitante. La acompañan otras dos piezas encapsuladas, también de 1973, "Almohada", con el rostro enfermo en la almohada de la cama.

"Darío Villalba, capital del dolor". El comisario Alfonso de la Torre, historiador del arte, ha encontrado en el libro de Paul Eluard el título para su texto del catálogo. "Mas también Dario Villalba: sin aliento", escribe a continuación. Y añade: "Espíritu y materia, tal da: somos y seremos. Lágrimas también y el temblor de vivir. Y desde el dolor, un fulgor".

Darío Villalba es el primer artista que empleó en los años sesenta la fotografía como soporte de la pintura, imágenes tomadas por él o por otros o publicadas en distintos medio, sobre las que pinta al óleo, mancha, tacha, chorrea, fragmenta y modifica.

"En estos momentos hay un mareo de fotografía que no me interesa. Yo la utilizo como una técnica para alcanzar el alma en mis obras pictóricas, al hombre, al ser humano, a veces en sus estados más marginales, otras en los estados más heróicos o místicos".

Francisco Calvo Serraller ratifica esta percepción en el catálogo y señala que Dario Villalba presenta "lo humanamente impresentable, lo que exige fondear en las profundidades de la existencia".

"Darío Villalba o el artista como Ícaro", afirma en el catálogo Arturo Sagastibelza, para destacar la obra tan dolorosamente intensa del artista.

La exposición repasa los temas recurrentes de este artista y los distintos caminos por los que ha transitado. Obras míticas como el Enfermo, la Demente, el Niño Metopa, o los Náufragos, pero también las Pinturas Bituminosas Antisonoras, sobre lienzo o madera, de finales de los años ochenta, una serie que el artista ha titulado Noche Oscura, y en las que el negro nos devuelve la luz.

De los años 2.000 se pueden ver sus vertederos o basureros, pinturas abstractas de técnica mixta sobre lienzo, como "Acotado" o sobre cartón y madera como "Explosión", y también varias obras sobre Castilla, con cascotes pegados a la madera.

Las fotografías son sus "documentos básicos", más de tres mil sobre los que el artista ha vuelto una y otra vez a lo largo de su vida artística, y que son su diario íntimo, sus vivencias.

"Ahora, el hilo conductor de mi trabajo continua en pie y desemboca en unos cuadros muy emocionales, abstractos y también figurativos. Hay una tensión hacia el más allá, un espíritu muy religioso, un interés por el hombre y su dimensión existencial", concluye.

Esta es la primera vez que se organiza una exposición con obras de la Colección Espíritu-Materia, dedicada a artistas españoles de la segunda mitad del siglo XX, que se distingue por representar ampliamente solo a algunos creadores.

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