Ekeberg, el parque de Oslo que inspiró "El Grito", centro de arte mundial

  • Concha Carrón.

Concha Carrón.

Oslo (Noruega), 26 sep.- Ekeberg Hill, la colina de Oslo que generó tal desazón en Edvard Munch que le llevó a pintar su icónico "El Grito", es desde hoy lugar de reunión de artistas de distintas partes del mundo con la inauguración de un parque en el que el arte español está representado en la figura de Salvador Dalí.

Desde su inauguración en 1889, el parque Ekeberg permaneció hasta 1933 como lugar de disfrute de los habitantes de Oslo, al que acudían a conciertos, a montar en bicicleta o simplemente pasear, aunque en las siguientes décadas se había dejado de utilizar y sus instalaciones habían pasado por un periodo de abandono que hoy, por fin, se puede dar por concluido.

El renacimiento de la colina Ekeberg en Oslo está enmarcado dentro de los actos programados en 2013 en toda Noruega para celebrar el Año Munch, con motivo del 150 aniversario del nacimiento del pintor noruego más reconocido internacionalmente, Edvard Munch.

El artífice del renacer de Ekeberg es el inversor noruego y amante del arte Christian Ringnes, quien con la inauguración oficial hoy del parque artístico ve cumplido su sueño de rehabilitar y revitalizar el lugar, creando una zona verde compatible con el arte a unos pasos del centro de Oslo.

Ekeberg nace con un concepto similar al del parque más famoso de Noruega, el Parque de Esculturas Vigeland, que recibe más de un millón de visitantes al año, aunque el estilo del primero es más salvaje, al estar situado en una colina junto a la capital rodeado de bosques.

En la presentación del parque artístico, Christian Ringnes ha recordado que la inversión realizada en este proyecto se acerca a los 50 millones de euros, y ha minimizado las críticas de los conservacionistas que no ven con buenos ojos la continua afluencia de visitantes que esta zona boscosa va a recibir a partir de ahora.

Para Ringnes, el proyecto, que estará dirigido por Ina Johannesen, combina a la perfección arte y naturaleza, y ha considerado que se gana un espacio de ocio para la ciudad que hasta ahora estaba abandonado.

Algunas de las esculturas que desde hoy verán quienes lo visiten forman parte de la colección que Ringnes ha ido reuniendo a lo largo de los últimos treinta años, aunque la mayoría han sido compradas o encargadas específicamente para ser emplazadas en este lugar.

Auguste Rodin (Francia), Pierre-Auguste Renoir (Francia), Dan Graham (EE.UU), Richard Hudson (UK), Fernando Botero (Colombia), Salvador Dalí (España), Dyre Vaa (Noruega), Ann-Sofi Siden (Suecia) o Marina Abramovic (Serbia) son sólo algunos de la treintena de artistas que tienen ya expuestas sus esculturas en este lugar, cuya selección y ubicación específica en el parque ha sido aprobada por el Departamento de Cultura del Ayuntamiento de Oslo.

Todas las esculturas de Ekeberg están inspiradas en la mujer, como "La grande Laveuse", de Pierre Auguste-Renoir; "La pareja", de Louise Bourgeois o "Marilyn", de Richard Hudson, mientras que la representación española corre a cargo de Salvador Dalí con "La Venus de Milo".

Pero en Ekeberg no todo son esculturas. Así, la serbia Marina Abramovic, muestra en una performance los gritos de los noruegos que se prestaron al experimento de sacar de dentro todas sus emociones contenidas chillando lo más fuerte que pudieron.

El nuevo Ekeberg pretende ser una atractiva zona de ocio para los habitantes de Oslo, y forma parte del proceso de desarrollo arquitectónico y urbanístico en el que está inmersa la capital noruega y cuyo principal bastión es su impresionante edificio de la Ópera, al que en unos años se reunirá el Museo Munch, diseñado por el arquitecto español Juan Herreros.

Edvard Munch (1863-1944) fue uno de los pioneros del arte moderno europeo, con una pintura que gira en torno a la angustia, el amor, los celos y la muerte, y de la que su máximo exponente es "El Grito", del que el pintor realizó cuatro versiones que van evolucionando hacia un personaje grotesco que parece emitir un angustioso grito.

"Paseaba por un sendero con dos amigos - el sol se puso - de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio - sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad - mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza".

Así de angustioso fue el momento que el atormentado Munch vivió esa tarde en la colina de Ekeberg, como se recoge en la cita que el pintor escribió en un diario en 1982, en el que detalla su inspiración para el grito más famoso de la historia cuando paseaba por este bosque, un grito al que ahora se han unido otros artistas para compartir sus obras con uno de los precursores del expresionismo.

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