El "boom" consiguió la metamorfosis absoluta de los gustos del lector español

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Redacción Cultura, 3 nov.- El "boom" latinoamericano consiguió "una metamorfosis absoluta" de los gustos de los lectores españoles y triunfó entre ellos por el gran valor literario de aquellos libros, pero también porque supuso "la continuidad estética" con la literatura que se hacía en España antes de la guerra civil.

"La literatura española había quedado interrumpida en su evolución natural por la doble anomalía de la guerra y de la posguerra, y siguió un rumbo que no era la continuidad lógica de lo que se estaba produciendo al estallar la guerra, en 1936". La encontró en las obras del "boom".

De ello está convencido el poeta, ensayista y académico de la Lengua Pere Gimferrer, director literario de Seix Barral, la editorial que en 1962 concedió el Premio Biblioteca Breve a Mario Vargas Llosa por "La ciudad y los perros" y que apostó seriamente por la literatura de la otra orilla del Atlántico.

Ese premio es considerado por muchos como el detonante del "boom", una explosión de excelente literatura que es "lo más importante que ha pasado en la cultura común en el siglo XX", en opinión de Juan Cruz, editor, periodista y escritor, que, en su etapa de director de Alfaguara, de 1992 al 98, convirtió a los autores hispanoamericanos en "la seña de identidad" de este sello.

La novela latinoamericana del "boom" ejercía una "clara función supletoria respecto de la literatura que no se producía en la España del franquismo", explicó a Efe Gimferrer.

Esa función "no alude solo a la censura", aunque hubo libros del 'boom' que fueron censurados o prohibidos y otros que tuvieron algún retoque pequeño, como "Cien años de soledad" o "La ciudad y los perros", señala Gimferrer, Premio Nacional de las Letras y Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.

Gimferrer se refiere a que, en la guerra y la dictadura franquista, la literatura en España "siguió rumbos diferentes a los que tenía en el año 36, dejando aparte el enorme valor literario de algunos autores".

"En un momento en el que la literatura española sufría una especie de parón vital por gente que deja de escribir novela, la literatura de América Latina nos parecía que era la continuidad estética que dentro de España se daba solo en casos aislados", comenta el autor de "Arde el mar".

La escritora Rosa Regás empezó a trabajar en Seix Barral en 1964 y está convencida de que el "boom" latinoamericano parte de una política editorial de Carlos Barral, "que consideraba que el español era una lengua que tenía dos orillas, y no le gustaba que estuvieran tan separadas".

"Lo que hizo Barral fue intentar unificar toda esa riqueza inmensa que se manifestaba en distintos lugares, y esto dio un auge tremendo a la literatura", comenta Regás, cuya obra ha merecido premios como el Nadal, el Ciudad de Barcelona o el Planeta.

Además de a Vargas Llosa, Barral "supo premiar" a escritores como el cubano Cabrera Infante, el argentino Manuel Puig (finalista) o el mexicano Carlos Fuentes, entre otros.

"Eso hizo también que muchos latinoamericanos vinieran a vivir a Barcelona o a otros lugares de Cataluña, en la que había un ambiente latinoamericano, mezclado con el de España, que era fantástico", rememora Rosa Regás, quien no duda en afirmar que Barral "fue el mejor editor que ha tenido este país nunca, junto con José Janés".

La labor de Juan Cruz al frente de Alfaguara "fue capital" para fundar el catálogo de literatura hispánica de esta editorial, asegura la colombiana Pilar Reyes, actual directora de este sello.

Como le dice a Efe el propio Cruz, su pasión "había sido siempre la literatura y sobre todo la latinoamericana", y por eso pujó por autores de aquel continente como Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Onetti o Cortázar.

Como recuerda Cruz, que acaba de obtener el Premio Nacional de Periodismo Cultural, "Vargas Llosa hizo un viaje a Argentina, en 1993, y ahí se dio cuenta de que sus libros (publicados por otra editorial) no estaban, y sí eran muy visibles los de Alfaguara, muy bien distribuidos por ese gran país de libreros".

Cuando el autor de "La casa verde" volvió a España se reunió con Cruz y le planteó publicar en Alfaguara. "Por supuesto, nos pusimos en marcha, y hasta hoy".

Cortázar ya formaba parte del catálogo de esta editorial desde hacía tiempo, pero no se publicaba. Cuando Juan Cruz llegó a Alfaguara preguntó cuál era el motivo y un compañero le dijo: "Porque habría que traducirlo".

"Esa frase está en el origen de nuestra dedicación a Cortázar y al 'boom'. Me pareció una explicación de un desdén con el que era preciso acabar", asegura Juan Cruz.

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