El Capea: "Para ser alguien en el toreo hay que arriesgar y apostar fuerte"

  • El diestro Pedro Gutiérrez "El Capea", que el pasado sábado triunfó a lo grande en su encerrona con seis toros de Victorino Martín en Vitigudino (Salamanca), confiesa en una entrevista a la agencia EFE que para ser alguien en el toreo "hay que arriesgar y apostar fuerte", como él hizo.

Javier López

Madrid, 21 ago.- El diestro Pedro Gutiérrez "El Capea", que el pasado sábado triunfó a lo grande en su encerrona con seis toros de Victorino Martín en Vitigudino (Salamanca), confiesa en una entrevista a la agencia EFE que para ser alguien en el toreo "hay que arriesgar y apostar fuerte", como él hizo.

"Fue un día muy bonito, pues conmemoraba también mis diez años de alternativa en una localidad tan taurina como Vitigudino, la cuna del maestro 'Viti', y en la que sabía que tenía que dar ese toque de atención que aún me hacía falta para reivindicarme y demostrar que quiero estar mucho más arriba de donde estoy en la profesión", manifestó el salmantino.

Y la apuesta no le pudo salir mejor, al cosechar un triunfo rotundo de siete orejas que le ha permitido estar ahora "en boca de todos" y evidenciar que actualmente se encuentra en el "mejor" momento de su carrera.

"Era ahora o nunca" señaló el torero charro, quien no esconde la vital importancia que tenía aquella tarde:

"No podía fallar porque sino me daba la puntilla a mí mismo, pero bendito Dios salió todo a pedir de boca, de esas tardes que necesita un torero en mi situación para dar un puñetazo en la mesa y enseñar a todo el mundo que ahora estoy mucho más depurado y cuajado".

Otro aspecto relevante y que engrandece aún más esta gesta fue el cariz solidario de la misma, cuyos fondos recaudados serán destinados íntegramente a una serie de familias "muy necesitadas" de Vitigudino.

"Desde que propuse a la empresa la idea de encerrarme con seis 'victorinos' quería que fuera en un festejo benéfico, primero para dejar claro que mis intereses no eran económicos, segundo para que no se me tachara de egoísta al quitar puestos en el cartel a algún compañero, y tercero, y más importante, para aportar mi grano de arena con la gente que peor lo está pasando", confesó.

"En ese sentido también hemos logrado un éxito importante. Lo que me han dicho es que el festejo va a dejar una buena cantidad de dinero, y eso también es para felicitarse y estar orgulloso", apostilló El Capea.

Precisamente "orgulloso" es como se siente su padre, "El Niño de la Capea", quien protagonizó una proeza parecida hace 26 años, cuando se encerró con seis "victorinos" en solitario en la Corrida de la Prensa de 1988 en Las Ventas, en el marco de la Feria de San Isidro, y que también saldó con un triunfo de Puerta Grande.

A pesar de la aparente similitud de ambas tardes, El Capea las ve "totalmente" incomparables, por dos motivos "de peso".

"Lo de mi padre fue diferente porque, para empezar, él lo hizo en Madrid y siendo ya una figura del toreo consagrada, cuando no tenía nada que ganar y mucho que perder. Yo no soy ni la sombra de lo que fue mi padre, y mi único mérito ha sido no llevarme ni un euro a mi casa, no como él que se trajo un 'tacazo' bueno", bromeó.

Lo que si es equiparable es el significado emocional de esta triunfal tarde en Vitigudino con la que vivió también El Capea en tierras charras, concretamente en Alba de Tormes, en 2007 en la que toreó un histórico mano a mano con su padre, que volvió a vestirse de luces por un día para celebrar sus 35 años de alternativa.

"Creo que es la única vez que un padre y un hijo se han anunciado juntos en un cartel toreando mano a mano. Fue una tarde que jamás olvidaré por la emoción que sentí y por la responsabilidad muy grande de ver a mi padre, con todo lo que le respeto y le quiero, compartiendo patio de cuadrillas conmigo", rememoró.

Dos tardes -Vitigudino y Alba de Tormes- que son ya estandartes en los diez años de matador de toros de El Capea, en los que, sin embargo, ha visto como su carrera no acaba aún de despegar como esperaba a pesar de "tanta lucha diaria y tanta dedicación" por su profesión.

"Al principio reconozco que gocé de ciertas ventajas por ser hijo de quien soy, pero a raíz de la alternativa todo cambió para mal, e incluso se han llegado a pasar mucho conmigo, pero es algo que me ha tocado vivir, posiblemente por lo mucho que se me exige después de la estela tan grande que ha dejado mi padre en el toreo", confesó.

"Pero lo más duro fue ver como después de triunfar y cortar una oreja en Madrid (en San Isidro de 2009) no se me abrió ninguna puerta, ni Pamplona, ni Bilbao, ni Málaga, ni Santander... duele mucho recordar como alcanzar un triunfo en la primera plaza del mundo no sirvió para nada", añadió El Capea.

Este 2014 está siendo un año de esperanzas para él. A su recién estrenada paternidad, "lo más grande" que le ha pasado en la vida, El Capea, de 35 años, se confiesa "feliz" a la espera de poder refrendar lo conseguido con más atención por parte de las empresas.

"Mi objetivo es poder entrar de una vez en las ferias y que me den la oportunidad de dar la cara en los sitios importantes. Si no estuviera a la altura lo mismo tomaba la decisión de irme para casa, pero tengo mucha fe en mí mismo de que al final lo lograré", concluyó.

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