El Despacho Oval abre 2014 con la visita de Rajoy

  • El Despacho Oval, la centenaria oficina de los presidentes de EE.UU. y el tradicional escenario de sus diálogos con líderes extranjeros, acogerá este lunes su primera reunión de 2014 con la visita del jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Lucía Leal

Washington, 12 ene.- El Despacho Oval, la centenaria oficina de los presidentes de EE.UU. y el tradicional escenario de sus diálogos con líderes extranjeros, acogerá este lunes su primera reunión de 2014 con la visita del jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Testigo de declaraciones de guerras, intrigas y escándalos desde 1909, el Despacho Oval es además la estancia elegida para las reuniones entre el presidente estadounidense y los líderes extranjeros.

El encuentro de una hora que Rajoy mantendrá entre sus paredes con el mandatario estadounidense, Barack Obama, marcará la primera reunión bilateral del líder norteamericano en 2014, y también la primera vez que un presidente del Gobierno español visita la histórica dependencia en más de cuatro años.

Fue en octubre de 2009, el mismo mes en el que el Despacho Oval cumplió cien años, cuando el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero visitó la Casa Blanca para entrevistarse con Obama, casi seis años después de que su antecesor, José María Aznar, se reuniera por última vez con George W. Bush en ese mismo lugar.

Pero será Rajoy el primero en observar cómo es el Despacho Oval decorado al gusto de Obama, que lo remodeló casi un año después de su encuentro con Zapatero para imprimir un tono más neutro en las paredes, sofás distintos y una nueva alfombra oval con citas célebres impresas en los bordes.

Década tras década, casi todos los presidentes estadounidenses han aportado su toque personal a la ovalada habitación, que tomó su original forma gracias al presidente William Howard Taft (1909-1913).

Hasta su administración, el despacho presidencial se encontraba en lo que hoy es el Dormitorio Lincoln, pero Taft decidió instalar su lugar de trabajo en el Ala Oeste e imaginó la elipse a partir de un extremo redondo que le llamó la atención en lo que entonces era la oficina de su jefe de gabinete.

El despacho original apenas duró hasta 1929, cuando un incendio obligó a reconstruir por completo el Ala Oeste; y su forma actual, más espaciosa que en tiempos de Taft, data de 1934, cuando Franklin D. Roosevelt (1933-1945) lo remodeló y lo trasladó a la esquina sureste, donde anteriormente se situaba el secadero de ropa.

La sofisticada estancia no tardó en convertirse en un icono del poder en Estados Unidos, recreado numerosas veces para el cine y la televisión y escenario de numerosas anécdotas y giros en la historia presidencial del último siglo.

El lugar desde donde el presidente John F. Kennedy informó a la nación de la crisis de los misiles cubanos en 1962 se convertiría en el mismo donde Richard Nixon anunció su dimisión tras el escándalo Watergate en 1974, y donde los dos presidentes Bush -padre e hijo- declararon la guerra a Irak, en 1990 y 2002, respectivamente.

Para muchos estadounidenses, el Despacho Oval evoca un suceso menos solemne en la historia presidencial: el comienzo de la relación sexual entre la becaria Monica Lewinsky y el expresidente Bill Clinton, que tuvo que someterse a un juicio político por ese escándalo en 1998.

No todos los momentos que definen una presidencia tienen lugar en el Despacho Oval, y el propio Obama eligió otras estancias de la Casa Blanca para dos de sus anuncios clave: la sala Este para informar de la muerte de Osama Bin Laden en 2011 y la sala de prensa para declarar el fin de la guerra de Irak en diciembre del mismo año.

No obstante, la ovalada oficina sigue teniendo un carácter simbólico para muchos de los líderes mundiales que la visitan para reunirse con Obama.

La anécdota más reciente la protagonizó el presidente de Chile, Sebastián Piñera, que durante su visita a la Casa Blanca en junio de 2013 no dudó en sentarse en el escritorio "Resolute", un regalo de la reina Victoria de Inglaterra que Kennedy decidió convertir en su mesa presidencial y que mantuvieron la mayoría de sus sucesores.

Preguntado por si muchos otros mandatarios a los que ha recibido se habían sentado también en su escritorio, Obama reconoció, entre divertido y sorprendido: "Él es el primero".

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