Ese treinta por ciento de mujeres que mandan en la música

  • La realizadora Mónica Demes ha filmado un documental sobre cinco chicas cantantes y compositoras que salen adelante sin contrato discográfico, apoyadas únicamente en su talento e Internet.
Elena Cabrera

Mónica Demes pasó mucho tiempo escuchando grupos en MySpace, buscando algo muy concreto. Pero no era tan fácil. Lo más difícil fue encontrar un grupo de rock fuerte, desconocido, cuya música le gustase y vivieran en el sur, entre Andalucía y Murcia.

No valía cualquiera, había una condición importante. Tenía que ser el grupo de una mujer, porque ese es el argumento de su documental Woman on the road: cinco mujeres compositoras y cantantes que abren sus casas y sus procesos compositivos a la cámara de la realizadora. Mujeres fuertes, independientes, sin contrato que las respalde, defendiendo sus canciones desde Madrid, Barcelona, Granada y A Coruña, amplificándose vía Internet.

Mónica, la directora de Woman on the road, es una brasileña de Río de Janeiro asentada en Madrid que plantea este trabajo como una serie sobre mujeres cuya segunda parte se grabará en Brasil con el mismo planteamiento que el que ya ha rodado y montado en España. Otros episodios nos enseñarán a mujeres más consagradas.

Finalmente encontró en Granada el personaje que buscaba, la jovencísima Mel Arise, cantante del grupo de metal Santa Marta Golden, quien lleva tatuada una nota musical en el arranque del cuello, en la piel que cubre su laringe.

“Veo diferencia en la manera de expresarse de las mujeres, hay algo ahí en lo que me ubico cuando lo escucho, me veo ahí” explica Mónica poco antes de darle al play del dvd. Vamos a ver el montaje final de su documental que todavía no ha sido estrenado oficialmente, pues acaba de terminarlo.

Setenta por ciento hombres, treinta por ciento mujeres

La realizadora quería hablar de mujeres que controlan su carrera, su mensaje y su imagen. Pone como ejemplo contrario el caso de las Runaways, tan bien contado en la película dirigida por Floria Sigismondi, en la que el productor Kim Fowley le decía a Cherie Currie y a Joan Jett cómo debían ser sobre el escenario para gustar a los hombres, su público objetivo. “Incluso hoy, cuando buscas bandas de chicas, no pienses que es fácil encontrarlas. Aunque sean mixtas pero que ellas escriban las canciones” dice Mónica. “Si en Andalucía hubiera buscado un grupo de pop me habría sido quizá mas fácil pero ya tenía a la gallega Cardigan Bridge pero en el sur yo quería algo de rock duro. Hipotéticamente en las bandas de rock duro hay muchas mujeres cantando pero no ha sido fácil. Busqué en los carteles de los festivales y las programaciones de las salas y todo eran chicos. Cuando llegas al País Vasco y a Barcelona la cosa cambia y es bastante más fácil”. Por eso la directora, que empuñó la guitarra entre los 14 y los 18 años pero que optó por cambiarla por la cámara, se asombra de que la combinación mujer y música aún “no es común”.

Durante el rodaje las entrevistadas le contaron que mujeres, en la música, muchas hay, pero que “instrumentistas muchas menos, muy pocas bateristas y guitarristas”. Demes estima a ojo que, cuando comparas la cantidad de cantantes femeninas contra hombres, la cuenta le sale del 30 femenino ante el 70 por ciento masculino.

Viajamos a Barcelona con Mae Kurtz. Nos sentamos en el salón de su casa. La acompañamos a dar un concierto al aire libre. Rebeca Ponte (Cardigan Bridge) nos pasea por el bosque gallego en el que compone. Espiamos cómo la canción va creciendo desde el tarareado a los arreglos. Elena Merlo (Gatonieve) nos lleva en su coche. El día se agota entre sus dos trabajos y el tercero que es la música. Vera Domínguez (His Haircut) se sincera con crudeza. Nos dice que no quiere ser famosa. Nos montamos en furgonetas. Recorremos kilómetros. Acortamos las distancias.

Mostrar comentarios