Fernando Colomo juega a la comedia erudita en "La banda Picasso"

  • El robo de la Gioconda en el París de 1911 con unos sospechosos de lujo como Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire sirve a Fernando Colomo para realizar su vigésima película, una comedia erudita rodada entre París y Budapest que se estrena el 25 en las salas españolas.

Mateo Sancho Cardiel

Madrid, 21 ene.- El robo de la Gioconda en el París de 1911 con unos sospechosos de lujo como Pablo Picasso y Guillaume Apollinaire sirve a Fernando Colomo para realizar su vigésima película, una comedia erudita rodada entre París y Budapest que se estrena el 25 en las salas españolas.

Inventor de la "comedia madrileña" con "Tigres de papel" en los momentos posteriores al franquismo, Colomo se pasa a la sofisticación del París de las vanguardias sin dejar de lado la picaresca en la que considera "una película especial".

"He hecho veinte pero esta no es una más", ha dicho hoy en la presentación de la película en Madrid, para la que, además, aprendió francés.

Un Pablo Picasso con francés macarrónico, sin un duro y con mucha ambición. Un Apollinaire como compañero de batallas. Y ambos implicados en el robo del cuadro más icónico del Louvre, "La Gioconda", de Leonardo Da Vinci.

Paseando por delante de la pantalla George Braque, Max Jacob, Gertrud Stein o Manolo Hugué. Pero que nadie se asuste: "Tengo tendencia a contar las cosas de manera ligera. He pasado por ser un director superficial y estoy encantado de ser un director superficial", ha señalado Colomo.

Esa ligereza está mucho más estudiada de lo que pueda parecer, pues tras ella hay ocho años dándole vueltas a un guión que tuvo hasta catorce versiones y se han transformado, por fin, en imágenes protagonizadas por Ignacio Mateos, como Picasso, y Pierre Bénézit como Apollinaire.

"Tuve que purgar mucho el guión, si me ponía muy pesado aquello era un coñazo insoportable", ha explicado por la cantidad de personajes célebres que se congregan en el filme, que se toma la libertad de no apegarse estrictamente a la verdadera historia y por la que han pagado derechos para mostrar hasta 40 pinturas de la época.

Al margen del estelar futuro de casi todos los protagonistas, "La banda Picasso" es la historia iniciática de unos artistas "que eran unos gamberros", ha resumido Colomo, y una historia de alguien que "tiene que elegir entre el arte y la amistad", desde el punto de vista de Picasso, y también la reacción de su entorno, "lo que pasa cuando uno triunfa y los demás no", ha añadido el realizador de "Los años bárbaros" o "Bajarse al moro".

Colomo, obsesionado desde los 14 años con el cuadro de "Las señoritas de Aviñón" -"imaginaos lo que era ver eso en la época de la represión franquista", ha apuntado- quiso desglosar, precisamente, lo que ocurría en la vida de Picasso durante esos años, justo antes de convertirse en uno de los artistas más importantes del siglo XX y de inaugurar el cubismo.

"Lo que hizo fue tan brutal que tuvo que enfrentarse a todos, a las bromas que hacían sobre aquel cuadro. Quizá eso haga entender la personalidad de Picasso, esa arrogancia que le caracterizaba", ha definido Colomo.

Para poder realizar este esfuerzo de producción que se ha saldado con dos nominaciones al Goya (mejor canción y mejor diseño de vestuario), el veterano director se apoyó en el trabajo de producción de Beatriz de la Gándara y en el de iluminación de otro admirador de la obra del pintor malagueño, José Luis Alcaine.

Finalmente, quedaba encontrar a un actor que pudiera meterse en la piel de Picasso, y el elegido fue Mateos, quien decidió humanizar al genio.

"Empecé a estudiarlo y todo era negativo, pero desde la negatividad es difícil construir algo. Decidí no prejuzgar al personaje y buscar lo más universal: alguien que simplemente había logrado algo que le había costado mucho y tenía miedo a perderlo", ha asegurado el actor malagueño.

Jordi Vilches, Lionel Abelanski, Alexis Michalik o Stanley Weber son otros de los actores que se empapan de bohemia y vanguardia hasta convertirse en "la banda Colomo", como ha bromeado el director, y conseguir la mezcla de vodevil y recorrido histórico en que se convierte el filme, de marcado regusto francés.

"Mi vocación por el cine nació con 'Los 400 golpes', de Truffaut y he sido un gran fan de Godard cuando era Godard", ha confesado Colomo. "También me encantaban Hitchcock, John Ford o Stanley Donen, pero el cine francés me demostró que se podía hacer un cine creíble y posible", ha concluido.

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