Gas engarza la "lírica" de "Un tranvía llamado deseo" con un reparto de lujo

  • Madrid.- El productor Juanjo Seoane vio a Vicky Peña en "Sweeney Todd" y le dijo, con gran sorpresa para ella, que debía protagonizar "Un tranvía llamado deseo" porque ella "era" Blanche. Luego vino Mario Gas y optó por los "increíbles" Roberto Álamo y Ariadna Gil para acompañarla en esta lírica y "jodida" historia.

Madrid.- El productor Juanjo Seoane vio a Vicky Peña en "Sweeney Todd" y le dijo, con gran sorpresa para ella, que debía protagonizar "Un tranvía llamado deseo" porque ella "era" Blanche. Luego vino Mario Gas y optó por los "increíbles" Roberto Álamo y Ariadna Gil para acompañarla en esta lírica y "jodida" historia.

Seoane ha explicado hoy en el Teatro Español, donde se estrena la obra el viernes, que al ver la cara de Peña en "Sweeney Todd", y a punto ya de darse por vencido en su empeño de montar la obra de Tennessee Williams -cuyos derechos estuvo renovando durante cinco años- "supo" que ella era no sólo "la única actriz capaz de hacer este papel" sino la "mejor Blanche de España y de Europa".

"Nadie más (que ella) se sorprendió. Entra de lleno en su registro, tan poliédrico", ha apostillado Mario Gas, marido de Peña y director de la obra y del Español, al que llega la obra tras su estreno en noviembre en Santander y tras haber pasado por ciudades como Orense o Pamplona.

"Pues a mí no se me ocurrió nunca. Hay personajes con los que uno sueña, pero Blanche no", ha contradicho la actriz, que tuvo "ciertos reparos" al recibir la oferta porque quería "estar en buenas manos" y por eso propuso que fuera Gas el que estuviera "al timón".

Es, ha explicado Peña, "un personaje muy complejo y rico que va revelando sus sombras y perfiles como en una cubeta fotográfica. Es un retrato intenso, violento, dulce y crudo de una realidad concreta pero totalmente extrapolable. Todos tenemos a una Blanche cerca o conocemos a alguna", ha subrayado.

Gas ha querido ser totalmente fiel a la atmósfera onírica, "de jazz y de blues", "del lirismo que nace de la tragedia, del pánico, de la soledad en una sociedad en la que mandan a cualquiera que se desvía de la media a hacerle una lobotomía", como sucedió con la propia hermana de Williams.

Este montaje de "Un tranvía llamado deseo", que Williams estrenó en 1947 pero que se hizo famosa en su versión cinematográfica de 1951 con Vivien Leigh y Marlon Brando, es "potentísima", aunque admite que la interpretación del actor norteamericano marcó un hito.

El director ha recordado que en su vida ha hecho muchos montajes que habían sido antes películas pero que nunca se ha dejado guiar por lo que había visto por "pura profilaxis" y porque, afirma, son realidades distintas. "Esto es otra cosa", promete.

Su versión, que firma José Luis Miranda con "un excelente castellano escénico", no es "ni continuista ni radical" porque él no sabe qué es "ni lo uno ni lo otro" aunque, por ejemplo, no orilla, como sucedió en el cine, matices como la homosexualidad del marido de Blanche aunque Gas lamenta que en la época de Williams se "amplificaran las patologías sexuales" de sus personajes.

Está "muy contento" con el elenco "magnífico" que representa a personajes "contundentes y hermosos, de carne y hueso" y si para el papel de Gil hizo una audición con otras 14 actrices "magníficas" hasta encontrar a "la ideal", tuvo claro desde el principio que para el de Kowalski quería a Roberto Álamo, "no sólo por su Urtain sino por toda su trayectoria", y para el de Mitch a Álex Casanova.

"Si no tienes un reparto muy adecuado, sensible y potente, mejor no hacer esta obra tierna, cruda, difícil y jodida sobre relaciones personales y de poder y de historia de un país", ha añadido.

Ariadna Gil, que no hacía teatro desde hace 13 años, está "feliz" y con ganas de hacer su personaje, Stella, "un lujo, un sueño" en el que todo le parece "bastante nuevo" porque, por ejemplo, nunca había salido de gira.

Roberto Álamo no ha encontrado mayores "ni menores" dificultades en Kowalski que en su papel en "Urtain" porque, ha argumentado, cada personaje es "como tener hijos: maravilloso pero cuesta".

Al actor le parece "un poco infantil" que se hagan comparaciones con Brando porque, zanja, "este es un montaje diferente".

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