Humorista gráfico Chappate cree que dibujar a Mahoma es "caer en la trampa"

  • "El choque de civilizaciones se hace a un nivel de parvulario" admite sin reparos el humorista gráfico del International Herald Tribune, Chappatte, en referencia a los disturbios provocados en el mundo musulmán por la difusión de una película que denigraba la figura de Mahoma.

Marta Hurtado

Ginebra, 2 oct.- "El choque de civilizaciones se hace a un nivel de parvulario" admite sin reparos el humorista gráfico del International Herald Tribune, Chappatte, en referencia a los disturbios provocados en el mundo musulmán por la difusión de una película que denigraba la figura de Mahoma.

"Me da la impresión de que damos vueltas al mismo tema y estoy un poco cansado", afirma, en una entrevista con Efe, el dibujante suizo-libanés, que recuerda que el caso del filme y sus consecuencias -el asesinato, entre otros, del embajador estadounidense en Libia Christopher Stevens- ha vuelto a traer a la actualidad la controversia creada por la publicación en el diario danés Jyllands-Posten de 12 caricaturas de Mahoma.

"Yo personalmente estoy un poco incómodo con el tema, porque defiendo la libertad de expresión y el derecho a la provocación porque es mi trabajo, pero estamos obligados a ser un poco más inteligentes. Yo no tengo ganas de ser tomado rehén de los extremos y es fácil caer en la trampa, que es un poco lo que le ha pasado a Charlie Hebdo", asegura.

Esta publicación satírica francesa publicó siete viñetas en las que se caricaturizaba a Mahoma y esgrimió el derecho de no hacer caso a los que llegan a matar a personas y destruir propiedades en nombre de una prohibición -no reflejar la imagen del profeta musulmán- que sólo debería afectar a los que profesan dicha fe.

"Debemos poner las cosas en su sitio. Tenemos por un lado una tontería absurda e insignificante, un filme mal hecho, y por otro lado, la tontería de la reacción. Si yo fuese musulmán tendría vergüenza de ver eso, estas imágenes de gente enfurecida que se enfada y llega a haber muertes, es realmente estúpido", aseveró Chappatte, quien agregó:

"Pero no es el momento de llegar, y en ese contexto, hacer un dibujo que es solo una provocación tonta. En el caso de Charlie Hebdo de los siete dibujos hay cinco que son correctos, que tratan el tema, pero dibujar a Mohama enseñando el trasero, es de nivel de parvulario, y debemos ser un poco más inteligentes en este mundo".

Dicho esto, el dibujante confesó que le "inquietan las tentativas de comenzar a reducir la libertad de expresión, de reconocer el insulto religioso".

Desde 2005, cuando se publicaron las caricaturas en el Jyllands-Posten, varios países musulmanes intentan que se prohíba el insulto religioso, que se trate como una blasfemia, y se pueda perseguir a los que lo profesan.

"No tenemos opciones, debemos ser profesionales y responsables. Incluso un periódico satírico debe se profesional. Porque después prestan la pistola a los que tienen una reacción violenta, y al final nos impondrán líneas rojas a todos", añade.

Es por ello que Chappate, que también publica en el diario ginebrino Le Temps, considera que "un mundo abierto es un mundo que implica más responsabilidad".

"Yo en 2005 decidí que no necesitaba dibujar a Mahoma, y no lo he hecho, porque no tengo ganas de ser prisionero de la actitud de decir 'mirad, yo soy libre, y dibujo a Mahoma, y os enfado'".

"Yo me siento libre y no me tengo que plegar a la prohibición de dibujar a Mahoma, pero tampoco necesito dibujarlo, lo que me interesa son los islamistas, las violencia, la utilización política de la religión y no me hace falta dibujar a Mahoma para eso: es lo que yo llamo caer en la trampa", afirma.

Dicho esto, Chappatte confiesa que cuando viaja a países musulmanes obvia decir que es 'humorista gráfico' y que lo substituye por 'periodista', "lo que es muy irónico...", confesó.

No obstante, por ahora no ha sido censurado, y sabe que es una suerte porque muchos colegas lo han sido por editores con miedo.

"Yo espero que lo ocurrido no intimide aún más a los redactores jefes porque hay mucho que hacer y dibujar para reflexionar sobre el islamismo, la violencia religiosa y la integración del Islám en Occidente", asegura.

Chappatte es consciente de que su deseo comienza a convertirse en una quimera, porque "el dibujo es una magnífica herramienta de comunicación".

"Tal vez por eso levanta tanto los ánimos, porque la imagen es clara, el mensaje es fácil, y eso es la magia y la fuerza del dibujo", dice.

Es por ello que es y seguirá siendo humorista gráfico, o como a él le gusta llamarse, "caricaturista de opinión", para poder denunciar sin ofender, alertar sin herir.

"Es mucho más fuerte ser pertinente que provocador inútilmente", concluye.

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