Iker Casillas y Sara Carbonero van rehaciendo poco a poco su vida tras los duros momentos que han vivido en el último mes. Primero fue el infarto del guardameta cuando estaba entrenando con su club, por el que tuvo que ser operado de urgencia, y después el tumor de la periodista en el ovario, por el que también tuvo que pasar por el quirófano. Ahora, ambos se recuperan de estas dolencias, sobre todo Sara, quien está en tratamiento para erradicar por completo su enfermedad.
Así, la pareja y sus dos niños, Martín y Lucas, regresaron a Madrid y dejaron Oporto, ciudad en la que han vivido más de tres años y habían encontrado la felicidad y tranquilidad que en España no tenían antes. Establecerse en la capital es ahora lo más conveniente para que Sara pueda seguir su tratamiento con más comodidad. Si bien la ciudad lusa sigue estando en su corazón y allí siguen conservando grandes amigos.
Por ello, el pasado fin de semana, no dudaron en cambiar la boda multitudinaria boda de Sergio Ramos y Pilar Rubio por su antiguo hogar. Iker y Sara prefirieron causar baja -siendo dos de los grandes ausentes junto a Piqué y Shakira o Zinedine Zidane- por el estado de salud de la periodista, además también para no tener que exponerse tan públicamente en estos momentos. Había numerosos medios de comunicación en Sevilla, además de curiosos, algo que por ahora prefieren evitar y llevar su vida con la máxima tranquilidad.
Así, estos días decidieron alejarse de España y pasarlos en Oporto, donde siguen conservando su casa en primera línea de playa en el barrio Foz do Douro y buenos amigos de estos años. Ha sido a través de Instagram como nos hemos enterado, pues tanto Iker como Sara han dejado constancia de ello. El portero publicó una imagen de una pintura urbana con el hashtag #oporto, poniéndonos así sobre la pista.
Lo mismo hizo por 'stories', con diversos murales que hay en la ciudad. En el caso de Sara, solo colgó una publicación temporal con una de sus amigas de Oporto, Teresa Valles, de la que parece que era su cumpleaños, pues le dedica una bonita felicitación. Se trata de una de sus mejores amigas, pues incluso le ha llegado a definir como su "ángel de la guarda".
Así, Iker y Sara prosiguen con sus planes tranquilos en este atípico verano. En estas semanas, han aprovechado para relajarse en sus lugares favoritos, el pueblo del portero en la sierra abulense, Navalacruz, y la ciudad portuguesa, que fue su hogar. Además, el pasado sábado sí acudieron al bautizo del hijo de Isabel Jiménez, del que Sara era la madrina. Al tratarse de un evento mucho más familiar y ante el papel que tenía la periodista, no dudaron en acudir. Si bien, la boda de Ramos era un acontecimiento multitudinario y bajo el escrutinio de los medios, y el matrimonio prefiere mantenerse apartado de este tipo de celebraciones por ahora para centrarse en su recuperación.
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