Jordi Mollá: "El mundo, como era antes, se acabó en 2012"

  • El actor Jordi Mollá muestra su lado más apocalíptico y piensa que los aztecas tenían razón y que el fin del mundo se produjo en 2012, "porque el mundo, como era antes, se acabó en 2012".

Charo Márquez

Marbella (Málaga), 11 ago.- El actor Jordi Mollá muestra su lado más apocalíptico y piensa que los aztecas tenían razón y que el fin del mundo se produjo en 2012, "porque el mundo, como era antes, se acabó en 2012".

Mollá (Barcelona, 1968) está convencido de que "la sangre está corriendo por las calles, pero no se ve", al menos en nuestro país. "Y estamos como si nos hubieran dado un mazazo en la cabeza, que no sabemos a dónde ir, ni a quién dirigirnos", se lamenta en una entrevista con Efe en Marbella, donde expone sus cuadros estos días.

Respecto a la situación de crisis en España, apunta que "hay una cosa que se llama poder, que es invisible, y siempre hay otro por encima, que es el que toma las decisiones, pero que no está, que no se sabe cómo se llama".

Dice que percibe en la mirada de la gente el miedo a las duras condiciones que les ha tocado vivir y además no vislumbra solución alguna.

"El que pueda podrá, y el que no pueda, no podrá. Todo más difícil para muchísima gente y todo más fácil para otra gente", añade.

Un hombre que es actor, director, pintor y escritor, y que habla cinco idiomas no tiene muchos problemas para encontrar trabajo, pero sabe que la mayoría de los españoles no tienen su misma suerte.

Lamenta que las contrataciones ya no sean como antes, que no se valore la especialización y que se seleccione al aspirante más económico.

"Ahora no existe una negociación para un contratado y un contratista. Es esto: si no lo haces tú, lo hará otro. Alguien con más hambre vendrá que lo cogerá. Hay un jaque mate a la especialización", denuncia.

Y habla de especialización un artista que se califica a sí mismo como un "supermercado", que ofrece todo tipo de productos creativos. Lo mismo hace el papel de un narcotraficante en el cine, que dirige un corto, escribe un libro o pinta un cuadro.

Este mes de agosto se puede ver su exposición de cuadros "Classic pop" en la galería Volubilis de Marbella, una muestra de cuadros "tuneados" de obras de artistas consagrados que Mollá trata de hacer más actuales y comerciales.

Al artista no le preocupa la falta de originalidad o de genialidad. Más bien le provoca incertidumbre, pues considera que ante una genialidad el resto del sector se colapsa.

"Cada vez que alguien inventa algo genial es fantástico, porque es un paso más, pero es un desastre para todos los que se dedican a ese oficio, porque dicen: ¿ahora qué hacemos nosotros? Porque si existe algo perfecto, ¿por dónde vas entonces?".

Catalán de nacimiento, Mollá no quiere posicionarse en la polémica sobre la consulta soberanista en Cataluña y eso no significa que esté en contra, "porque parece ser que cuando uno no opina, está en contra de algo", aclara. Más bien responde a su falta de conexión con Cataluña. Reconoce que está "desconectado", que no lee la prensa.

Afirma tajante que ama España y ama Cataluña, sobre todo porque está casi siempre fuera: "Necesito este país, es mi casa; me da igual España, Cataluña, la Península Ibérica. Es mi casa, mi pasado y lo necesito muchísimo", dice.

Pero también odia España y odia Cataluña -"aunque no es un odio encastrado en mi ADN", puntualiza-. Comenta que España es un país que se toma muy en serio algunas cosas y que al mismo tiempo le da igual todo. A diferencia de Estados Unidos, donde el patriotismo se lo toman demasiado en serio y carecen de ironía. EFE

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