Joumana Haddad, la escritora árabe que lucha por romper estereotipos

  • Aurelio Martín.

Aurelio Martín.

Segovia, 23 sep.- Leer Justine, del marqués de Sade, con 10 o 12 años, fue para la autora libanesa Joumana Haddad como su "bautismo de corrupción", atada a las cadenas de la guerra o de una familia estricta, mientras ahora lucha por evitar metáforas a la hora de hablar del cuerpo humano en el mundo árabe.

Se equivoca quien busque algo pornográfico en "Jasad" (Cuerpo), la revista que edita en árabe especializada en la literatura y las artes del cuerpo, por la que ha recibido amenazas, pero se acaban las metáforas y al pene se le deja de llamar columna.

"No estoy loca, solo soy una mujer apasionada" ha dicho hoy la autora de "Yo maté a Sherezade", durante un encuentro en el Hay Festival de Segovia con el editor Malcon Otero Barral, mientras ha defendido valores como la dignidad humana y la libertad por encima de religiones.

No le gusta Líbano, su país, no lo soporta, pero asegura que se queda porque "el muro" sólo puede ser derribado desde dentro: "me quedo en Beirut por lo que no me gusta, pero que puedo contribuir a cambiar".

Antes había analizado los efectos de la llamada "Primavera árabe" en países como Túnez, Libia o Siria, para advertir sobre la posibilidad de que se repita lo ya ocurrió, cuando un sistema laico se transforma en dictadura que da poder al extremismo religioso, porque presuntamente protege a los más desilusionados.

Pero sobre todo lo que más le preocupa es que haya gente luchando teóricamente por la libertad y a la mujer se le siga relegando a un segundo plano y no se hable de igualdad ni de derechos para ella.

Quien es considerada como una de las autoras más polifacéticas de Oriente Próximo tiene claro que "los dictadores tienen que marcharse" de los países árabes, pero se ha preguntado si lo que va a venir va a ser mejor y no se convertirá en un extremismo religioso.

Ella reprocha a Occidente que tenga estereotipos del mundo árabe, como que la mujer es víctima de la opresión y no controle su destino, lo que desgraciadamente existe, afirma, "pero hay otra mujer libre, fuerte, educada, que trabaja por el cambio, minoritaria pero que merece ser escuchada".

También tiene reproches para la mujer árabe que, a su juicio, es su propia enemiga, contribuye a la promoción de la imagen de víctima y no hace todo lo que está a su alcance por salir del círculo.

Explicándolo gráficamente, esta poetisa árabe, políglota, asegura que "se vincula al sistema patriarcal solo con hombres, y los hay feministas, mientras existen mujeres patriarcales, que educan a sus hijas para volverse como ellas y a los hijos para ser misóginos".

Está convencida de que hay cosas que no tienen que ver con su cultura, le dicen incluso, con desprecio, que está occidentalizada, a la vez que grita que los derechos como la dignidad, la libertad o el respeto no son monopolio de Occidente.

Con claridad y buen castellano Yumana ha mantenido la atención del espectador, en el Museo de Arte Contemporáneo de Segovia, con frases como: "el velo o el burka no tienen nada que ver con la cultura, con las raíces, sino con un instrumento de presión". EFE

1000425

Mostrar comentarios