Juan Carlos Medina se mete en lo más profundo de la maldad en su primer film

  • El debutante Juan Carlos Medina estrena el próximo 14 de junio "Insensibles", una emocionante película sobre la maldad y la ausencia del dolor, con trasfondo de la guerra civil, en la que la crueldad, la sangre y las cicatrices componen un hermoso cuadro catártico, del que se siente muy orgulloso.

Madrid, 6 jun.- El debutante Juan Carlos Medina estrena el próximo 14 de junio "Insensibles", una emocionante película sobre la maldad y la ausencia del dolor, con trasfondo de la guerra civil, en la que la crueldad, la sangre y las cicatrices componen un hermoso cuadro catártico, del que se siente muy orgulloso.

"Es una película sobre una parte muy cruel de nuestro imaginario colectivo pero, dentro de eso, hermosa y emocionante", ha dicho el director durante la presentación de la cinta, que se estrena dentro del I festival de Cine Fantástico de Madrid, Nocturna.

Y a pesar de ello, no se trata sólo de una cinta fantástica, de terror o ciencia ficción, -"nada de lo que ocurre es sobrenatural", destaca Medina-, sino que es "una mezcla de géneros y de temáticas, ninguna de las cuales es más importante que otra".

Porque "Insensibles" habla de una rara enfermedad real que impide a quien la padece sentir dolor, pero también habla de la guerra civil y de unos años marcados por el fascismo y la revancha.

Es 1931 y en un pequeño pueblo de los Pirineos, una generación de niños nace insensible al dolor físico; son agresivos y crecen con una percepción trastornada de los valores humanos.

Años después, David (Álex Brendemühl), un médico que está a punto de tener un hijo, sufre un cáncer insalvable salvo que reciba un trasplante de médula ósea. Ante la imposibilidad de ayudarle, su padre (Juan Diego) intenta evitar que remueva el pasado, pero él inicia una búsqueda desesperada que le lleva al borde del abismo.

La película habla también de niños robados, de ocultación y mentiras dentro de la familia; del descubrimiento de la verdad y de cómo se encaja que "tu padre no solo no es tu padre, sino que además es un monstruo", apunta el protagonista principal.

Para Brendemühl, la película versa sobre "hasta qué punto se puede indagar y se quiere saber la verdad".

Su personaje "necesita descender a los infiernos para hacer una purga y llegar a un estado superior, que es ese final poético y luminoso de la película, el legado que él deja a su hijo: el haber pasado por el dolor de saber quién es", un dilema que el actor catalán, que acaba de interpretar a Joseph Mengele en "Wakolda", recomienda resolver, a pesar de todo, a quienes tengan dudas.

Para Medina, "el tratamiento de las cicatrices de la guerra civil por medio del género es una tradición en el cine español", que comenzó con "El espíritu de la colmena" (Víctor Erice, 1973).

Y opina que "uno de los motivos por los que es así es porque estos periodos no están en la historia oficial de España", son parte de "la 'otra' historia que está en las casas", y que los cineastas intentan contar desde "una imaginación desbocada, dramática".

"Siempre he querido focalizar el impacto de la guerra y de estos años oscuros, en los ojos de estos niños, de su subjetividad; por eso (...) es tan sensorialmente fuerte".

Medina se ha rodeado de un solvente equipo técnico, desde el director de fotografía Alejandro Martínez ("Hierro"), al director de arte Iñigo Navarro ("El Orfanato"), pero sobre todo, destaca el maquillaje de los ganadores de un Óscar por "El laberinto del fauno" Montse Ribé y David Martí.

El director explica que el guion, que escribió a medias con el creador de "REC", Luiso Berdejo, estaba listo en 2005, pero "era una propuesta arriesgada, muy oscura, técnicamente complicada para un director novel" y tardó unos años en conseguir financiación; de hecho, ha terminado siendo coproducida por España, Francia y Portugal.

Un guion que "fascinó" al veterano Juan Diego, un personaje pequeño pero primordial en la historia que une "todo lo malo que uno lleva dentro".

"El asunto es cómo se desatan todos esos animales que llevamos dentro. Hasta ahora -confiesa Juan Diego- yo pensaba que había transitado todos los males de los personajes, pero nunca supuse que la maldad podía ser tan bella".

Para el actor, ganador de tres premios Goya, nueve veces nominado, la última parte de la película es "de antología del cine. Hacía tiempo que no veía un final tan valiente", ha dicho.

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