La industria española del automóvil, muy presente en el Salón de Fráncfort

  • Pocos salones del automóvil de ámbito mundial, como la actual 65 edición de Fráncfort habrán tenido o volverán a tener un protagonismo de la industria española tan importante en calidad y cantidad.

Ángel Alonso

Fráncfort (Alemania), 11 sep.- Pocos salones del automóvil de ámbito mundial, como la actual 65 edición de Fráncfort habrán tenido o volverán a tener un protagonismo de la industria española tan importante en calidad y cantidad.

La industria española del automóvil ha vivido en los dos últimos años un renacimiento que ha barrido los temores de deslocalización industrial, que empezaban a percibirse en los llamados años de vacas gordas de la economía española, previos a la crisis de más de un lustro.

En esta 65 edición de la muestra automovilística alemana, España ha escrito con el nombre propio de varios modelos la crónica más importante de un evento como éste: las novedades de producto.

Nada menos que media docena de modelos desvelados aquí van a tener su origen en plantas españolas.

Quizás el que más ha llamado la atención sea un concepto de Citroen, denominado Cactus que, a finales de 2014, se va a concretar en un coche salido de la cadena de montaje de la fábrica de PSA Peugeot Citroen en Villaverde (Madrid), con el nombre de C4 Cactus.

Este coche, según declaraciones de responsables de la marca francesa, rompe con el arquetipo clásico de la segmentación de vehículos y se instala en una creación desenfadada y fresca como, en su momento, lo fueron el 2CV, y su derivación posterior Dyane 6 (aquel que hizo fortuna con el eslogan "para gente encantadora"), y el Mehari, esa especie de coche de safari, con carrocería de plástico y sin ventanillas, que hizo furor entre la juventud de los primeros años de la democracia.

La marca francesa no deja sólo al Cactus, y une como primicia mundial otro producto de la factoría de Vigo: el Grand C4 Picasso, 24 centímetros más largo, para adaptarlo a siete plazas, también procedente de la instalación gallega.

Aires gallegos también aporta el tren rodante del coche de Citroen que participará en el Mundial de Turismos, conducido por el ocho veces campeón del mundo de rallys, Sebastián Loeb.

Por parejas también es la aportación de Ford. Se apunta el tanto de trasladar a Almusafes la nueva categoría de equipamiento de alta calidad que denomina Vignale y que se estrenará en la nueva generación del Mondeo, a producir desde el año que viene en la instalación valenciana.

Este coche cumple con uno de los sueños del sector español del automóvil: ser capaz de atraer producto de alto valor añadido, que es el que aporta prestigio a una manufactura.

Ford cumple con el segundo compromiso a través del monovolumen deportivo S-Max, cuyo concepto de la segunda generación, que saldrá también de Almusafes, ha sido mostrado en el salón alemán.

Seat, la marca española, ha hecho patria dando a conocer a la prensa especializada la versión ST o familiar del Seat León, un modelo que, en tercera generación, rompe con su unicidad, y aporta ya tres carrocerías: la presentada aquí, la tradicional de cinco puertas y la más deportiva y de aire coupe, de tres.

El último capítulo no es una novedad en sí misma, sino una remodelación y se la adjudica Renault en su compacto Megane, que sale, en sus principales versiones, de la cadena de montaje de Palencia.

Si la industria goza de excelente salud, el mercado, prisionero de la crisis desde 2008, atisba, a juicio de destacados dirigentes de las marcas, esa sensación de tocar fondo, que precede a las recuperaciones, aunque muy lentas, pues hay plena conciencia de que la confianza del consumidor tardará algún tiempo en recobrar su pulso vital.

En el horizonte, una sola visión negativa, un acontecimiento que nada tiene que ver con los coches, como es el conflicto sirio. La mayoría piensa que un salto belicista internacional abortaría cualquier síntoma de optimismo con lo poco que hay de momento.

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