La obra de Luciano Fabro, el creador inclasificable, llega a Madrid

  • En un recorrido por sus más de 40 años de creación, el Palacio de Velázquez de Madrid recoge 60 obras del artista italiano Luciano Fabro, un creador inclasificable cuya singularidad se muestra a través de trabajos fundamentales como sus "Italias" o los "Piedi".

Madrid, 27 nov.- En un recorrido por sus más de 40 años de creación, el Palacio de Velázquez de Madrid recoge 60 obras del artista italiano Luciano Fabro, un creador inclasificable cuya singularidad se muestra a través de trabajos fundamentales como sus "Italias" o los "Piedi".

Organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con el Archivio Luciano e Carla Fabro, se trata de la primera exposición que se realiza sobre la obra de Fabro sin la participación directa del artista fallecido en 2007, uno de los principales creadores del arte povera, corriente que surgió en los 60 para inventar nuevos lenguajes visuales y renovar los materiales.

Esta muestra antológica está formada por esculturas e instalaciones realizadas en mármol, seda, espejos, cristal de Murano, bronce, latón, pelo de reno, pasta italiana o acetato.

Entre los grupos de sus obras más emblemáticas se encuentran las "Italias", iniciadas en 1968, con las que explora el contorno cartográfico de la célebre "bota" de su país, a través de su asociación con una gran diversidad de materiales y creación de metáforas de la situación cultural y política de Italia, desde finales de los sesenta hasta principios del siglo XXI.

Otro de los conjuntos que se muestran son los "Piedi", las esculturas más conocidas de Fabro: monumentales pies de grandes dimensiones que comenzó a realizar sobre 1968 y finalizó en 2000.

Diferentes formas de pies hechos de materiales nobles y rematados con unos pantalones de más de tres metros de altura confeccionados en telas de gran calidad y variados colores componen este grupo de diez obras que muestran una de las claves del arte de Luciano Fabro: sus trabajos no tenían que ser "pobres", en el sentido de usar materiales básicos o de escasa calidad.

Y es que la diferencia con respecto a otros artistas del arte povera fue que Fabro recuperó los materiales nobles y los trabajó con simplicidad y delicadeza, al estilo de los artesanos o sastres tradicionales.

A partir de ese momento, la gama de estilos, formas, materiales e intenciones de Fabro reflejan, pese a su eclecticismo, su herencia mediterránea.

También puede verse en esta exposición su obra "Tre modi di mettere le lenzuola (Tres formas de poner las sábanas)", de 1968, compuesta por sábanas y fundas de almohada bordadas, de grandes dimensiones, colgadas no en una cuerda de tender, sino en una pared, como si fueran cuadros, con la que se demuestra cómo el artista daba prioridad a los trabajos salidos de la experiencia doméstica.

La escultura de mármol "Lo Spirato" (1972), que se expone por primera vez fuera de Italia por su fragilidad, y los "Attaccapanni di Napoli", de 1976-77, unos barrocos colgadores realizados con telas plegables pintadas de vistosos colores, son otras de las obras que pueden verse en Madrid, que también acoge "Prometeo", en la que están presentes la arqueología y la mitología antigua.

Diez esculturas de finales de los ochenta llamadas "Computer" dan paso a la última etapa creativa de Fabro. Están realizadas en diferentes tamaños y materiales, y reciben ese nombre porque se basan en un sistema binario entre el peso y el equilibrio.

A finales del siglo XX y a principios del XXI, Fabro siguió explorando otros mitos y temas, en el que hay espacio para los bloques de mármol sin tallar, como naturaleza que tiene vida propia.

El interés clásico por los cielos, el movimiento de los planetas, los mitos en torno al sol y la luna, incluso un firmamento enrollado, imagen medieval que se halla en "El Juicio Final" de Giotto, está presente en sus últimas creaciones.

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