"La orquesta de señoritas" da una lección de coraje en los peores momentos

  • "La orquesta de señoritas", del francés Jean Anouilh, llega a Madrid convertida en "una lección de coraje" gracias a la adaptación de Juan Carlos Pérez de la Fuente, que sitúa la acción en un cabaret madrileño de los años 40 donde un grupo de mujeres sobrevive con humor y decisión a la posguerra española.

Madrid, 20 ago.- "La orquesta de señoritas", del francés Jean Anouilh, llega a Madrid convertida en "una lección de coraje" gracias a la adaptación de Juan Carlos Pérez de la Fuente, que sitúa la acción en un cabaret madrileño de los años 40 donde un grupo de mujeres sobrevive con humor y decisión a la posguerra española.

"Las cosas pueden ir muy mal, pero el coraje de los seres humanos, y más de estas mujeres, que saben mucho de eso, nos sacará adelante", argumenta en una entrevista con Efe el director, que ve numerosas similitudes entre la situación emocional que viven estas "señoritas" y la sensación de incertidumbre que vive hoy España.

Pérez de la Fuente (Madrid, 1953), que es responsable no solo del texto sino también de la escenografía y de la elección de los actores, decidió celebrar así el cincuenta aniversario del estreno de la obra en París.

"Era una pequeña pieza de café concierto que interpretaron entonces un grupo de actrices sin mucha repercusión; fue una compañía bonaerense -los Comediantes de San Telmo- la primera que, en los años setenta, propuso el cambio de roles con tal acierto que estuvo en cartel veinte años seguidos", explica el director.

"Y con esa idea estrenamos nosotros -añade-: el 22 empezamos en el teatro Amaya, pero no tenemos fecha de cierre".

Su versión refleja el Madrid de la posguerra, que "vive de día con cartillas de racionamiento y de noche el ambiente más canalla: ahí estaban Ava Gardner, Hemingway, Chicote...", cuyo mítico local de copas reconoce haber inspirado su original decorado:

Más de 80.000 botellas de plástico transparente, cortadas y recortadas, embutidas unas en otras e hilvanadas con hilo de pescar, que tamizan las luces para recrear el ambiente de "los decadentes y mágicos garitos del Madrid de la posguerra", apunta el director, enamorado de su escenografía "reciclable".

Y son siete actores para seis personajes femeninos y uno masculino, un homenaje al "mal llamado género frívolo" del teatro de variedades, dice Pérez de la Fuente, convencido de que "España tiene un pasado musical de los más ricos de Europa y debemos utilizarlo".

Víctor Ullate Roche, en el papel de la preciosa y romántica Susana Delicias; Juan Ribó, como Doña Hortensia; Juan Carlos Naya (que luce barba y bigote), como Pamela; Emilio Gavira, en el papel de Herme; Luis Perezuaga, como Patricia, y Zorión Eguilor, como Leo, además del único hombre en escena, Francisco Rojas, el pianista.

Cuenta la historia de un local de variedades, "El Balcón de España y de Portugal", donde toca una pequeña orquesta de mujeres que, entre número y número, abre sus corazones al público.

Para Ribó es una comedia "llena de vitalidad y energía, originalísima, que esconde un drama".

"Es el comportamiento humano, da igual ser hombre o mujer", considera, y se queja de que "si una actriz hace de hombre es muy respetable y muy dramática, pero, si es al revés, tiene que ser una parodia, y aquí, parodia ninguna. Lo que hemos hecho ha sido integrar individualmente en cada personaje nuestra parte femenina".

"Pero sin mariconadas" abunda Víctor Ullate, para quien "la mujer fue la que sacó a España de la posguerra".

"Yo soy la más guapa y la más joven y por eso me tienen un poco de envidia", dice con un guiño el bailarín, que reconoce haberse sentido "muy vulnerable" al rebuscar en su interior la esencia femenina que necesitaba.

"Quieras que no -dice- te sientes frágil, sintiendo lo que siente una mujer. Es especial, extraño".

Aparte de llevar tacones, los actores, que se cambian siete veces de traje, cantan, bailan e interpretan con onomatopeyas los instrumentos de la orquesta. Y en directo.

Pérez de la Fuente, que es un torrente de palabras, opina que la gente del teatro tiene "la obligación" de ser positiva.

Pero si alguien sabe de salir de situaciones difíciles con alegría, ese es Juan Carlos Naya. Tras años de trabajo en el Teatro Español, el actor quedó en el paro y se vio obligado a vender su casa y un restaurante que tenía en Madrid.

"No es comparable la España de la posguerra con la de hoy, pero los estados de ánimo, el miedo 'a' estaba y está, y, como decía Antonio Gala, siempre hay algo peor que lo peor, así que -señala el actor con una sonrisa- hay que afrontarlo desde el trabajo y la lucha, y sobrevivir".-

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