Argentina busca su hueco entre el inmenso mercado editorial chino

  • Xavier Fontdeglòria.

Xavier Fontdeglòria.

Pekín, 28 ago.- Argentina es el único participante hispanohablante en la vigésima edición de la Feria Internacional del Libro de Pekín (BIBF por sus siglas en inglés), un certamen que se consolida año tras año como uno de los más importantes de la región y con uno de los mercados con más proyección del mundo.

La feria, que comenzó hoy y reúne a más de 2.000 empresas del sector procedentes de 76 países, se desarrolla en un pabellón de más de 10.000 metros cuadrados y tiene como invitado de honor de esta edición a Arabia Saudí.

La literatura hispánica está representada en esta ocasión por Argentina, que ya participó en el certamen el año pasado y que volvió con un mayor número de editoriales -generales, universitarias y de formatos electrónicos- y oferta de libros en áreas como ficción, historia, política, literatura infantil, fotografía o teatro, entre otras.

"La idea en estos dos primeros años es conocer el mercado editorial chino. Desde nuestra mirada muy lejana, se trata de empezar a transitar un camino para poder vender los derechos de edición argentinos en China", explicó a Efe Agustina Peretti, de la Agencia de Promoción de Exportaciones de Argentina.

Además de contar con un espacio expositivo más grande que el año pasado, el país organizará conferencias académicas y encuentros empresariales entre editores chinos y argentinos para explorar posibles oportunidades de negocio.

Para facilitar los acuerdos y lidiar en las negociaciones sobre el coste de la traducción, la delegación presenta también el PROSUR, un programa del Gobierno Argentino que subsidia el coste de la traducción de libros de la literatura del país.

"A veces un libro no puede ser publicado debido a que el coste de la traducción es demasiado alto. Nosotros queremos que esto no sea un obstáculo", explicó Diego Lorenzo, coordinador del programa.

Según Lorenzo, "aun hay mucho por hacer todavía en el tráfico de traducciones entre una literatura y la otra, pero por suerte ya hay una base definida y hecha que nos permite avanzar".

"Al fin y al cabo -continúa-, se trata de un cooperación cultural, intercambio de conocimientos y relaciones bilaterales".

Con la ayuda de este programa, el año pasado se logró la traducción de la novela "La pregunta de sus ojos", de Eduardo Sacheri y ahora se busca, entre otras propuestas, que se haga lo propio con "El Eternauta", de Héctor Oesterheld.

Además, también se intentará que se traduzcan más obras de Julio Cortázar, cuya principal obra, "Rayuela", ya se editó en mandarín el año pasado.

La BIBF es la feria más importante del sector en un país con un mercado de unos 900 millones de potenciales lectores que demandan cada vez más títulos internacionales, lo que lleva a las editoriales locales a internacionalizarse año tras año.

En este sentido, el presidente de la red de editoriales de las Universidades Nacionales de Argentina, Carlos Gazzera, aseguró que se trata de un mercado "enorme" y que, "teniendo en cuenta que el español es una lengua de una comunidad global, las posibilidades trascienden la frontera de un país".

"Es un trabajo complejo y a largo plazo, pero sin duda importante a explotar para la Argentina", añadió.

La organización espera que decenas de miles de personas asistan al certamen este año, que se prolongará hasta el uno de septiembre, unos días en los que los proveedores de contenidos, los editores y comerciantes de libros digitales presentarán sus novedades para atraer a un público que crece a un ritmo del 25 por ciento cada año.

"Estaremos aquí en la próxima edición sin duda alguna, y muy probablemente con un espacio más grande", indicó Peretti con convicción.

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