M. Molina reflexiona con sus lectores sobre el impulso primitivo de escribir

  • El premio Príncipe de Asturias de las Letras, Antonio Muñoz Molina, ha reflexionado hoy en Oviedo con sus lectores sobre el "impulso primitivo" de escribir, que responde a una necesidad "de expresión y de comunicación" y que a él le sirve para ser consciente de lo que sabe.

Oviedo, 23 oct.- El premio Príncipe de Asturias de las Letras, Antonio Muñoz Molina, ha reflexionado hoy en Oviedo con sus lectores sobre el "impulso primitivo" de escribir, que responde a una necesidad "de expresión y de comunicación" y que a él le sirve para ser consciente de lo que sabe.

"Siempre se escribe para alguien", ha confesado Muñoz Molina durante un encuentro con representantes de 61 clubes de lectura de Asturias y Cantabria y más de un millar de lectores en el Palacio de Congresos de Oviedo dentro de los actos previos a la entrega de los premios Príncipe de Asturias.

Y, en su caso, agregó: "escribo para saber lo que sé".

Sobre un escenario que simulaba la sala de lectura de una biblioteca en la que situaban los representantes de los clubes que han analizado su obra, el autor jienense ha respondido a una parte de las más de cien preguntas formuladas por sus seguidores.

A su juicio, la escritura usa un material como el lenguaje, algo que se comparte con todo el mundo y que sirve para comunicarse, y de ahí que esta faceta le resulte "inseparable" de la necesidad de expresarse a través de la literatura respondiendo "a un impulso primitivo".

"Todo el mundo pasa la vida contando historias o imaginándolas, incluso cuando sueña", ha apuntado tras pasar revista a diversas facetas de su labor de escritor como el proceso de creación de sus personajes, la influencia en su obra de la cultura norteamericana tras residir varios años en Estados Unidos o cómo nació Mágina, el espacio donde se desarrollan algunas de sus novelas.

Muñoz Molina ha admitido que tiende a interiorizar los diálogos en la voz del narrador dada la dificultad que le supone construir conversaciones "que suenen naturales", algo que requiere, a su juicio, un talento del que carece si se compara con autores como Pérez Galdós, Valle Inclán o su esposa y también escritora, Elvira Lindo.

A preguntas de sus lectores, ha recordado también el proceso que le llevó a embarcarse en una novela de gran formato como "La noche de los tiempos", de más de mil páginas.

Fue por la sensación de tristeza que experimentó en 2006 cuando comprobó que la guerra civil volvía a ser abordada en España en términos "de encono o ensañamiento" y "simplificando" la contienda.

No obstante, ha apuntado, esa obra nació a partir de un cuento sobre un exiliado de la guerra de la antigua Yugoslavia que, al final, se mezcló con la historia del poeta Pedro Salinas y del gran amor de su vida, la profesora estadounidense Katherine Whitmore.

Con esas premisas, quiso mostrar cómo los hechos históricos ocurren "en la vida de personas concretas".

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