"Paquirri" sale a hombros en Palencia tras cortar dos orejas

  • El diestro Rivera Ordóñez "Paquirri" ha cortado hoy dos orejas y ha salido a hombros de la plaza de Palencia en la quinta corrida de la Feria de San Antolín, festejo en el que Sebastián Castella y Jiménez Fortes perdieron la puerta grande por el mal uso de los aceros.

Palencia, 2 sep.- El diestro Rivera Ordóñez "Paquirri" ha cortado hoy dos orejas y ha salido a hombros de la plaza de Palencia en la quinta corrida de la Feria de San Antolín, festejo en el que Sebastián Castella y Jiménez Fortes perdieron la puerta grande por el mal uso de los aceros.

Se han lidiado seis toros de Juan Pedro Domecq, el cuarto sustituto de otro de la misma ganadería que fue devuelto a los corrales después de inutilizarse en el ruedo. En conjunto el encierro ha dado un gran juego. Si bien algunos han llegado un poco apagados al final, todos han derrochado bravura y fijeza.

Rivera Ordóñez "Paquirri", silencio y dos orejas.

Sebastián Castella, oreja y saludos tras aviso.

Jiménez Fortes, vuelta y saludos tras aviso.

Al primer toro de la tarde Paquirri no le dio un capotazo bueno. Con la muleta realizó una faena insulsa, despegada e insustancial. Al segundo de su lote le recibió en tablas con una larga cambiada y unos lances con una rodilla en tierra vibrantes.

Tras banderillear con oficio realizó una faena presidida por la vulgaridad, en la que los muletazos se sucedieron, efectistas y rutinarios, sin arte ni emoción. Fue buena la estocada y un despropósito que le concedieran las dos orejas, que muchos pidieron, pero que bastantes protestaron.

La faena de Castella a su primero tuvo unos comienzos de gran emoción, con la quietud de su toreo y de ajustados muletazos en los que el diestro corrió la mano con un gran temple. La faena fue decayendo en intensidad al perder el toro su acometida primera.

Castella toreó por verónicas y en un quite por chicuelinas sin mucho lucimiento. La faena de muleta la empezó en el centro del anillo con un pase de espaldas para seguir con muletazos en los que asombró la quietud, la impavidez y el valor del diestro.

Siguió con series con ambas manos, muy firme y muy acoplado, pero falló con los aceros y se esfumó un triunfo grande.

Jiménez Fortes realizó un quite por chicuelinas de enorme quietud y ceñimiento a su primer enemigo. En la faena, al toro le costó tomar la muleta y el diestro tuvo que torear con grandes esfuerzos para conseguir enhebrar los muletazos.

La entrega absoluta del diestro, que dio muerte al astado de una gran estocada, consiguió que el público solicitase la oreja, que no fue concedida, por lo que dio una vuelta al ruedo muy ovacionada.

Al último toro de la tarde le recibió con cinco verónicas y media espaciosas, mecidas y acariciantes. La faena de muleta fue un monumento al arte, el valor, la creatividad y la fantasía. Sus reiterados pinchazos antes de caer el toro impidieron a este diestro el corte de los trofeos y el apoteosis final.

La plaza registró casi tres cuartos de entrada en tarde soleada y muy ventosa, que terminó siendo fría.

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