Pérez-Reverte presenta las armas de todos sus héroes en Buenos Aires

  • De la espada de Alatriste al spray del grafitero, el escritor español Arturo Pérez-Reverte presentará mañana las armas de todos sus héroes en la Feria del Libro de Buenos Aires, con su última novela, "El francotirador paciente" como gran protagonista, según detalló hoy en un encuentro con la prensa.

Buenos Aires, 25 abr.- De la espada de Alatriste al spray del grafitero, el escritor español Arturo Pérez-Reverte presentará mañana las armas de todos sus héroes en la Feria del Libro de Buenos Aires, con su última novela, "El francotirador paciente" como gran protagonista, según detalló hoy en un encuentro con la prensa.

En este último trabajo, Pérez-Reverte (Cartagena, España, 1951) se sumerge en la "guerrilla urbana" del mundo del grafiti, una forma de expresión que es para él "un acto vandálico" pero también "un ajuste de cuentas" con un mundo en el que el arte está "tan pervertido, tan contaminado y tan prostituido como el resto de la sociedad".

"Aunque no comparto su actividad, sí puedo comprender perfectamente los motivos que les llevan a ello", explicó el escritor de "La piel del tambor", quien recorrió las calles de Madrid junto a auténticos grafiteros antes de publicar su última novela.

"Fui con ellos, me vestí de negro, cortamos alambrada, entramos en estaciones, pasaron guardias... Yo ahí decía cómo me pillen los guardias con estos tipos...", bromeó el hombre que ocupa el sillón de la T en la Real Academia de la Lengua Española.

Detrás de esos encapuchados nocturnos que firman los vagones de metro descubrió al individuo que "no es nadie", que "come macarrones y vive con su madre", pero que encuentra en el grafiti la forma de reivindicar que existe.

"Una noche corríamos a oscuras huyendo de los guardias y yo corría y sabía lo que es correr de noche en la guerra, sé que hay alambradas, hay obstáculos, hay agujeros en el suelo que te puedes partir el alma" recordó el experiodista que fue corresponsal en Yugoslavia y en el conflicto del Golfo.

"Fue como volver otra vez a la guerra, pero sin tiros ni pistolas, fue como volver a territorio comanche pero de una manera mucho más simpática", dijo el autor, para quien en la técnica del grafitero hay algo de la frialdad del francotirador que dispara "indiscriminadamente" contra la ciudad.

La última novela es un obra "seca y dura", casi policial, en la que una especialista en arte urbano sigue los pasos del famoso grafitero Sniper por las calles de Madrid, Lisboa, Verona, Roma y Nápoles.

"Yo siempre cuento la misma historia", reconoció Pérez-Reverte, aunque los mecanismos narrativos sean distintos.

Esa historia es en realidad la de Occidente como "mundo que se acaba", visto a través de la "melancólica mirada lúcida" del héroe que sabe "que no hay batalla posible" y construye "su pequeña trinchera individual para salvarse, para consolarse, para que le duela menos", apuntó.

Para Pérez-Reverte, hay una distinción fundamental entre el "grafiti puro, destructor", y el "arte callejero" que se desarrolla "en lugares donde no hace daño, donde no molesta a nadie".

Ese arte callejero se contrapone a los productos artísticos del mercado institucional donde "lo socialmente de moda prima sobre la calidad".

"El ejercicio del grafitero se completa en sí mismo, eso me ha sorprendido, creía que el grafitero era un artista con aspiraciones, pero no, es un fin en sí mismo", dijo.

"Eso me ha parecido muy interesante porque denota que hay una honradez intelectual en el grafitero que algunos artistas socialmente aceptados no poseen", razonó.

Para el autor, "venir a América es como inyectarse vitaminas" porque sostiene que el español de España "se está contrayendo" en cuanto a vocabulario, mientras que en Latinoamérica "eso no está ocurriendo".

"El futuro del español es americano, no peninsular", subrayó Pérez-Reverte, quien apoyó su afirmación en la "osadía" fruto del "mestizaje de países como Argentina" o la influencia del inglés.

Por ello, el padre del capitán Alatriste defiende en la Real Academia el uso de las marcas regionales en las entradas del diccionario, en favor de la "unidad" del español, y reconoce que cada vez utiliza "más palabras americanas".

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