Un Quijote con acento cubano "desface" agravios con el ballet en Sudáfrica

  • Don Quijote ha cambiado las llanuras de La Mancha por la sabana de Sudáfrica para "desfacer agravios", como de costumbre, aunque ahora está dispuesto a batirse contra los malhechores con una arma insólita: un ballet con acento cubano.

Marcel Gascón

Johannesburgo, 7 mar.- Don Quijote ha cambiado las llanuras de La Mancha por la sabana de Sudáfrica para "desfacer agravios", como de costumbre, aunque ahora está dispuesto a batirse contra los malhechores con una arma insólita: un ballet con acento cubano.

El responsable de la nueva andadura del "Caballero de la Triste Figura" es el Ballet Mzansi de Sudáfrica, que estrena mañana en el Teatro de Johannesburgo su "Don Quijote", montaje interpretado, entre otros, por cinco bailarines y una profesora cubanos.

Considerado uno de los clásicos del ballet ruso del siglo XIX y basado en dos capítulos del libro de Miguel de Cervantes, el espectáculo se adapta especialmente a las características de la mundialmente reconocida escuela cubana.

El director del Ballet Mzansi, Dirk Badenhorst, cree que el estilo cubano casa perfectamente con la forma de ser y bailar de los sudafricanos, y quiere introducirlo en Sudáfrica para complementar las escuelas italiana y británica, que dominan en el país africano.

"Desde que empezamos a trabajar en 2009 con la compañía, hemos visto grandes avances", explica a Efe la profesora Ana Julia Bermúdez de Castro, de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba y encargada de dotar a este "Don Quijote" de su influencia cubana.

La relación de la Escuela Nacional de Ballet de Cuba con Sudáfrica se remonta a 2009, pero es la primera vez que bailarines graduados en la institución habanera bailan como miembros de la compañía Mzansi.

Cada tres meses, un profesor distinto de la isla caribeña trabaja en Sudáfrica con los bailarines de Mzansi, y en 2012 la compañía abrió una escuela de método cubano para formar bailarines.

"Hace falta tener maestros cubanos aquí, sobre todo para los niños en las primeras edades", comenta el bailarín Luis de Castro.

El ballet multirracial de Badenhorst sitúa a su Don Quijote en un mundo de apuestos hidalgos negros que cortejan en el escenario a doncellas hispanas de ojos azules de un rubio más propio de Centroeuropa.

Toreros mulatos y blancos embisten al ritmo de la música con sus capas rojas, y espigadas damiselas negras se abanican con gracia contra el calor del verano austral.

Uno de los papeles de este curioso "Don Quijote" lo interpreta Ramiro Samón, un cubano de 19 años recién salido de la escuela de baile.

"Los cubanos somos más lanzados. La técnica cubana fue creada basándose en lo mejor de cada escuela, y es muy apreciada en Sudáfrica", cuenta Samón a Efe en el descanso de uno de los ensayos.

"No queremos que sean como nosotros ni que bailen como nosotros, pero yo creo que la escuela cubana ha sido muy buena para su superación técnico-artística", señala Bermúdez de Castro.

"Por ambas partes -dice a Efe la bailarina cubana Claudia Moja-, nos hemos aportado muchas cosas, conocemos nuevos maestros, nuevas amistades, y también nuevas referencias sobre la técnica".

El espectáculo, que se ambienta en Barcelona (España) y cuenta una historia de triunfo del amor joven frente a los arreglos matrimoniales de los padres, promete ser una de las grandes atracciones escénicas del año en Sudáfrica, donde los espectadores suelen ovacionar a los bailarines cubanos.

"Los cubanos tienen su público en Sudáfrica, es increíble cómo nos aplauden, cómo nos piden autógrafos", asegura otro de los bailarines, Randol Figueredo, en referencia a sus anteriores actuaciones en Sudáfrica.

"Aquí tenemos más posibilidades de darnos a conocer que en Cuba", declara el bailarín Javier Monier, que está convencido de que la colaboración durará muchos años y dará grandes frutos.

A los recién graduados Samón, Figueredo y Monier, la experiencia sudafricana les permite interpretar papeles protagonistas que difícilmente podrían tener en una compañía consagrada en Cuba.

El carácter latino de la compañía de ballet ya de por sí mestiza lo completan Jonathan Rodrigues y Carlos Santos, dos bailarines brasileños establecidos desde 2011 en Sudáfrica, que alaban las aportaciones técnicas de los profesores y bailarines de Cuba.

Ambos coinciden en destacar los buenos teatros que existen en Sudáfrica, y la mayor facilidad en Johannesburgo para bailar en una compañía clásica, frente a las compañías de danza contemporánea más habituales en Brasil.

"Estoy aprendiendo mucho con estos métodos nuevos", afirma Rodrigues.

Este "Don Quijote" con acento cubano estará en cartel hasta el 24 de marzo en el Teatro de Johannesburgo, donde el público podrá disfrutar de doce representaciones.

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