Venecia, vitrina del homenaje que Maillé tributa al genio mexicano Figueroa

  • El 69 Festival Internacional de Cine de Venecia proyectó hoy el documental "Miradas múltiples (La máquina loca)", un homenaje que el cineasta mexicano Emilio Maillé ha querido rendir a su compatriota y director de fotografía Gabriel Figueroa (1907-1997).

Miguel Cabanillas

Venecia (Italia), 30 ago.- El 69 Festival Internacional de Cine de Venecia proyectó hoy el documental "Miradas múltiples (La máquina loca)", un homenaje que el cineasta mexicano Emilio Maillé ha querido rendir a su compatriota y director de fotografía Gabriel Figueroa (1907-1997).

La cinta, de 90 minutos y producción francesa, mexicana y española, se presentó al público este jueves dentro de la sección paralela "Venecia clásicos", en la segunda jornada de "la Mostra", que se celebrará hasta el 8 de septiembre.

Con música de Michael Nyman, Maillé cede la palabra a compañeros de profesión de Figueroa, como Javier Aguirresarobe, Eduard Grau, Ángel Goded, Gabriel Beristain o Lula Carvalho para dar testimonio de la importancia que el trabajo de Figueroa supuso ya no solo para la época dorada del cine de México, sino también para la filmografía de Hollywood.

Director de fotografía del director español Luis Buñuel en la película "Los olvidados" (1950), Figueroa supo dejar huella en los compañeros de profesión que le sucedieron ya no solo en su país o en Latinoamérica, sino también en lugares tan lejanos como Japón.

De esa influencia en la dirección de fotografía habla este documental, grabado enteramente en ese mismo blanco y negro al que le supo sacar el máximo partido Figueroa, con títulos como "Enamorada" (1947), "La perla" (1948) o "Río escondido" (1949).

El documental de Maillé resalta con las propias imágenes del director de fotografía mexicano la capacidad de este para hacer protagonista ya no solo la anatomía de los actores de sus filmes, sino también los propios elementos de la naturaleza, como un cielo sobredimensionado sobre unos personajes que parecen diminutos.

El dramatismo y la fuerza de las imágenes de Figueroa se mezclan en una perfecta fusión con la música de Nyman para ofrecer un documental de hora y media en el que no faltan las escenas de pasión que el director de fotografía mexicano supo también inmortalizar.

Con todo, hacia el final de la cinta y con Figueroa ya fallecido, sus compañeros de profesión se preguntan hacia dónde camina la figura del director de fotografía que encumbró este mexicano, con los adelantos tecnológicos que se aplican y se aplicarán en un futuro al cine.

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