Vuelta para Huertas en otra tarde de protagonismo presidencial en Las Ventas

  • Una vuelta al ruedo a cargo de Emilio Huertas fue el balance del primer festejo de la feria de la Comunidad de Madrid, celebrado hoy en Las Ventas, premio que pudo haber sido mayor con un presidente más condescendiente.

Javier López

Madrid, 1 may.- Una vuelta al ruedo a cargo de Emilio Huertas fue el balance del primer festejo de la feria de la Comunidad de Madrid, celebrado hoy en Las Ventas, premio que pudo haber sido mayor con un presidente más condescendiente.

FICHA DEL FESTEJO.- Novillos de "El Montecillo", bien presentados y manejables en conjunto, sobre todo segundo y cuarto.

Imanol Sánchez: pinchazo y estocada caída (silencio tras aviso); y estocada baja (ovación tras aviso).

Emilio Huertas: estocada trasera (vuelta tras petición de oreja, y abucheo al "palco" por denegarla), y tres pinchazos, media que escupe, otro pinchazo, estocada corta y dos descabellos (silencio tras aviso).

Juan Millán: estocada trasera y descabello (ovación tras aviso); y dos pinchazos, estocada y dos descabellos (silencio tras aviso).

En cuadrillas, sobresaliente brega de José Otero al segundo, en el que se desmonteró en banderillas Ángel Otero; y buenos pares también de José Otero al quinto.

La plaza tuvo un cuarto de entrada en tarde de nubes y claros, y progresivamente fría.

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ASÍ CON LAS "FIGURAS"

Otra tarde con el presidente como protagonista, y otra vez por falta de benevolencia. Lo mismo que le pasó a Rafael Cerro el pasado domingo le ha ocurrido hoy a Emilio Huertas, es decir: negarle un triunfo que toda la plaza vio menos una persona que, por desgracia, es el que manda a la hora de repartir o quitar gloria.

A ver si en San Isidro sigue el mismo baremo con las "figuras", con las que muchas veces se es más condescendiente. Al novillero y al modesto hay que motivarle (que no regalarle) y a la figura exigirla, que por eso está ahí, y no al revés.

Volviendo al ruedo hay que empezar por ensalzar la buena novillada de "El Montecillo", que no fue del todo aprovechada. Solamente Huertas con su primero fue capaz de tocar las teclas oportunas para erigirse nombre destacado de la tarde.

Un Huertas que venía a Madrid con la vitola de novillero de mayor oficio de la terna, y lo demostró con el buen segundo, al que toreó con cadencia y limpieza en los primeros compases de faena hasta que empezó a "abandonarse" para cuajarlo con muchísimo relajo sobre la diestra, en muletazos desmayados y por abajo, muy del estilo de su apoderado, Julio Aparicio, aunque, evidentemente, salvando las distancias.

Al natural pegó una serie pero tuvo también su enjundia, tirando con largura de las embestidas del animal, que, dicho sea de paso, fue de dulce. "Cositas" sueltas en el epílogo, "arrucina" incluida, y una estocada a la primera fueron colofón de una importante faena, que, ya está dicho, no contó con la aprobación presidencial.

El quinto fue otro novillo toreable pero menos franco, y aquí se vio una versión más poderosa de Huertas, toreando con aplomo por el lado derecho, aunque esta vez hubo también notables desigualdades como desarmes, enganchones y, sobre todo, falta de tino con la espada.

Imanol Sánchez salió con ganas en su primera labor, tanto con el capote como en un aseado tercio de banderillas.

Muleta en mano el joven pero ya veterano novillero zaragozano diseñó una faena tan larga como voluntariosa ante un astado noble aunque un punto sosito, en la que sobresalieron muletazos aislados, pero el conjunto, aún digno, no fue gran cosa.

En el quinto volvió a salir a por todas Sánchez, que banderilleó de nuevo con soltura, sin embargo, le costó centrarse con el gran antagonista que le tocó en suerte, un novillo de alegres y humilladas embestidas, con el que estuvo enrazado pero algo destemplado y sin pasar de las intermitencias en lo artístico.

A Millán se le notó el poco rodaje que atesora, pues no llegó a coger el aire a su buen primero, que se movió con franqueza, al que toreó con la muleta retrasada y con medios pases, que, además, no salieron del todo limpios. Hubo, no obstante, pasajes sueltos en el toreo en redondo, pero la faena no tomó altura a pesar del largo tiempo que estuvo intentándolo.

Al sexto lo recibió Millán a portagayola, a la postre, lo único destacable de una labor afanosa pero de poca trascendencia.

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