El DOCM publica cinco resoluciones, con las respectivas declaraciones que fueron aprobadas en el Consejo de Gobierno del pasado 23 de mayo, y con las que persigue conservar estas manifestaciones culturales "menos tangibles, pero más simbólicas".
El origen de esta destacada celebración eucarística se encuentra en algunas decisiones papales, en concreto en la Bula Transiturus promulgada por el Papa Urbano IV en el año 1264.
Sus efectos se hicieron notar un tiempo después, aunque fue sobre todo en el siglo XIV cuando acabó por definirse la festividad y su particular liturgia, gracias a las disposiciones adoptadas en el Concilio de Vienne celebrado en el año 1311.
A ellas hay que sumar las medidas adoptadas por el Papa Juan XXII pocos años después, que trataron de promover la celebración de procesiones en las que se homenajeaba a la Hostia consagrada, siguiendo el ejemplo de los ceremoniales de recepción reales, que marcaban el culmen de cualquier celebración cívica e implicaban la participación activa de la sociedad.
Desde entonces, la fiesta del Corpus Christi se ha consolidado en el mundo católico como una de las festividades más solemnes y respetadas del calendario litúrgico, rezan los acuerdos suscritos por el secretario del Consejo de Gobierno, José Luis Martínez Guijarro.
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