Occidente advierte al régimen sirio y exige "verdaderas" negociaciones

Estados Unidos y Francia exigieron este domingo "verdaderas" negociaciones para una transición política en Siria y calificaron de "provocación" el rechazo del régimen sirio a debatir el futuro del presidente Bashar Al Asad, en la víspera de una nueva reunión en Ginebra bajo auspicio de la ONU.

El secretario de Estado John Kerry y varios de sus homólogos europeos, reunidos este domingo en París, insistieron en el respeto al alto el fuego para garantizar estas negociaciones, cuando la guerra en Siria entra en su sexto año, tras haber causado 270.000 muertos y generado millones de refugiados.

"Todas las partes deben garantizar el cese de hostilidades, cooperar en la ayuda humanitaria y respetar el proceso de negociaciones para llegar a una transición política" dijo Kerry en rueda de prensa en París, donde se entrevistó con sus homólogos francés, alemán, británico e italiano sobre Siria.

El secretario de Estado criticó asimismo las palabras del ministro sirio de Exteriores, Wallid Muallen, quien rechazó el sábado que el futuro de Asad fuera abordado en las negociaciones de paz de Ginebra.

"No negociaremos con nadie que quiera discutir de la presidencia. Bashar al Asad es una línea roja (...)" había afirmado el ministro sirio.

Esta declaración muestra que el gobierno de Damasco "trata claramente de perturbar el proceso" de negociaciones, afirmó Kerry este domingo en París. Por su parte, el ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, coincidió en que dicha posición es una "provocación" del régimen sirio.

Los representantes del gobierno sirio y de la oposición abordan por primera vez desde el lunes de forma concreta el futuro del país, tras una primera ronda que fracasó en enero debido a la intensificación de los bombardeos rusos y la gravedad de la situación humanitaria.

Esta nueva sesión se inicia en un ambiente radicalmente diferente a la precedente, cuando la ONU ni siquiera consiguió que arrancaran las conversaciones.

Una tregua, patrocinada por Estados Unidos y Rusia, y que entró en vigor el 27 de febrero entre el régimen y los rebeldes "moderados" en Siria, se mantiene pese a algunas violaciones.

Ello ha permitido que la ONU aporte ayuda humanitaria a cerca de 250.000 personas bloqueadas en zonas asediadas.

"Cualquier violación, incluso esporádica, del cese de hostilidades, pone en peligro el proceso" advirtió Kerry, que exhortó a los aliados ruso e iraní del régimen sirio a que usen su influencia para que sea respetada la tregua.

El jefe de la delegación gubernamental, Bashar al Jaafari, llegó en la mañana del domingo a Ginebra para esta nueva sesión de negociaciones que tendrá lugar durante casi dos semanas en el Palacio de las Naciones de la ONU.

Su homólogo de la oposición, Mohamed Alush, y los otros miembros del Alto Comité de Negociaciones (ACN) habían llegado a la ciudad suiza el sábado.

Este ciclo de negociaciones estará centrado en la formación de un nuevo gobierno que incluya a todas las tendencias, la redacción de una nueva Constitución y la organización de elecciones presidenciales y parlamentarias. Según el enviado de la ONU, Staffan de Mistura, el objetivo es organizar dichos comicios en 18 meses.

Sin embargo, para Joshua Landis, director de estudios sobre Medio Oriente de la universidad de Oklahoma, esta agenda "no es realista, ya que Asad es más fuerte que nunca y no va a dejar el poder".

El futuro de Asad --cuyas tropas han logrado éxitos militares frente a los rebeldes, gracias al apoyo aéreo ruso-- es en efecto el principal punto de discordia para encontrar una solución al conflicto.

El ACN, que agrupa a los principales grupos sirios de oposición, insiste en la "constitución de un cuerpo transitorio dotado de todos los poderes ejecutivos" en el que "no habrá lugar" para Asad.

"Consideramos que el período de transición debe iniciarse con la caída o la muerte de Bashar Al Asad", declaró a dos agencias de prensa, entre ellas la AFP, el negociador jefe de la oposición, Mohamed Alush.

Bashar al Asad, presidente desde el año 2000 cuando sucedió a su padre Hafez, fue reelegido en 2007 y luego en 2014, en plena guerra, para un nuevo mandato de siete años.

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