Moscú ha salido en defensa del régimen de Bashar al Assad, principal sospechoso del bombardeo, y ha atribuido las intoxicaciones por químicos a un material almacenado por grupos terroristas. Los aviones sirios bombardearon las instalaciones donde se encontraban los productos, según la versión del Ministerio de Defensa ruso y del Gobierno de Al Assad.
El tema ha salido a colación en una conversación telefónica mantenida este jueves por Putin y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El mandatario ruso llamó a no realizar "acusaciones infundadas contra nadie antes de que se realice una investigación internacional completa e imparcial", según un comunicado del Kremlin.
El ataque, perpetrado en la localidad de Jan Sheijun, se saldó con al menos un centenar de muertos y unos 400 heridos, según activistas locales. Rusia se desmarcó el miércoles de un proyecto de resolución impulsado en el Consejo de Seguridad de la ONU y ha pedido, en cambio, una investigación de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ).
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