No habrá 'chupinazo'

Ahora sí que es el 'Pobre de mí': "El virus ha dado un palazo a los sanfermines"

Carmelo Buttini, corredor de San Fermín
Carmelo Buttini, corredor de San Fermín
Cedida

Ayer, a las doce de la mañana, Pamplona enmudeció. El Ayuntamiento anunciaba la cancelación de las fiestas de San Fermín de 2020 por la pandemia del coronavirus, que en España ha dejado ya más de 20.000 muertos. Los móviles de los sanfermineros empezaron a llenarse de mensajes de tristeza, como el de Carmelo Buttini, que con 52 años lleva 40 corriendo delante de los toros, desde que su abuelo intentara quitarle 'las ganas' dejándole participar cuando tenía 12 años para que les cogiera miedo... "Y ahí sigo", dice, sabiendo ya el 7 de julio no habrá 'chupinazo'.

Carmelo recibió la noticia de la cancelación de una de las fiestas más conocidas dentro y fuera de España en su librería de la calle Estafeta, donde un reloj cuenta los días, horas, minutos y segundos que quedan para el 'chupinazo'. El veterano corredor no pudo evitar que se le saltaran las lágrimas con una noticia que aunque "esperada" por la situación actual, "siempre tienes la esperanza de que todavía queda mucho", hasta que hay una decisión oficial. "El virus nos ha dado un palazo", dice al mismo tiempo que piensa que por primera vez en la historia se puede entonar el famoso 'Pobre de mí' desde el mes de abril.

Este integrante de la peña Anaitasuna tiene claro que "la salud es lo primero", y se aferra a que "no se descarta celebrarlos en otra fecha", pero nada consuela la pena que siente en estos momentos. "Al final este bicho ha llegado", asegura refiriéndose al temido coronavirus del que "cuando escuchamos hablar que estaba en China ni nos imaginábamos que fuera a llegar hasta aquí" y mucho menos acabar con una fiesta "que solo se ha suspendido durante la Guerra Civil".

Pese a las malas noticias, asegura que ese reloj que miles de personas se paran a mirar en una de las calles más famosas del mundo, en la puerta de La Casa del Libro, seguirá restando segundos hasta ponerse a cero el próximo 6 de julio, cuando "cada uno vivirá como pueda 'el chupinazo'". Echará de menos a todas esas personas que "he ido conociendo durante años y que una vez vienen quedan enganchadas y no paran de repetir, ya sean de Australia, Canadá, EEUU, México...". 

La Casa del Libro de Estafeta
La Casa del Libro, tienda en la calle Estafeta de los hermanos Buttini. / Cedida

Todos sienten San Fermín como Carmelo. Junto a su hermano son la tercera generación al frente de esta librería, en la que no faltan cabeceras de periódicos de Francia, Estados Unidos, Italia, Alemania... sobre todo del 6 al 15 de julio. Es habitual que muchos turistas les pidan guardar todos los periódicos de las fiestas y "vienen el último día antes de irse y se los llevan". Su tienda es un punto de encuentro para los corredores, que desde las cuatro y media de la mañana compran el diario con el que luego llaman a los morlacos en el encierro. Buttini es uno de ellos y cuando acaba su carrera regresa a la librería, "unas veces antes y otras veces después por si tengo algún percance". Y en algún momento ha tenido que pasar por enfermería pero "por algún rasguño". Sí cuenta una cogida que le supuso mes y medio de hospitalización, pero eso "fue en Tafalla, cuando recibí una cornada de 28 centímetros".

Ni ese percance le aparta de vestirse de blanco, pañuelo rojo al cuello y periódico en la mano, para ponerse delante de unos toros que este año no recorrerán las calles de Pamplona y eso, más allá de la pena que siente, también lo notará en su negocio, ya que esos días las ventas pueden llegar a duplicarse. Es habitual que más de uno y de dos lleguen a la ciudad el 4 o 5 de julio y vayan a comprar "hasta doce libros". La historia de la fiesta, los encierros, la vida de algunos corredores así como todo lo relacionado con el escritor estadounidense Ernest Hemingway son las obras más demandas. Hemingway universalizó la fiesta española más internacional gracias a sus visitas. "Menos mal que este año todavía no había hecho el encargo de esos libros", piensa en voz alta. 

"Es un palazo gordo", se le escapa, pensando también en todos esos balcones de particulares que pueden llegar a cobrar de media unos 50 euros al día por persona -y en algunos caben hasta siete- o esos bares y restaurantes que solo en desayunos pueden despachar al día cerca de 200. En cifras, son unos 150 millones de euros los que se esfuman y que hubieran llegado durante esos nueve días en los que los morlacos recorren unas calles que a día de hoy se ven vacías por el confinamiento. Eso sí, el dinero que el Ayuntamiento tenía previsto invertir en las fiestas para que todo saliera perfecto se destinará ahora en el gasto sanitario que está generando esta pandemia.

Y mientras La Información sigue hablando con este corredor, su móvil no deja de sonar. Siguen llegando mensajes tanto de pena como de ánimo de "todos esos amigos que desde los años 80 nos vemos en unos días tan señalados". Uno de los primeros le llega desde México. "Se me parte el alma, no imaginaba un año sin ir a Pamplona", le dice. Todos apelan a ese espíritu sanferminero que "nunca decae y en lugar de pensar que se han suspendido hay que concentrarse en que ya queda un día menos para los de 2021". De hecho el reloj de su librería se pondrá a cero el 6 de julio para empezar de nuevo una cuenta atrás, aunque en esta ocasión no sea visto por los millones de ojos que cada año se dan cita para "hacerse una de las fotos que casi todos se llevan de recuerdo de las fiestas", lamenta.

Este jarro de agua fría llega en pleno confinamiento. Carmelo es uno de los pocos que sigue con el negocio abierto. "Caminas por la calle Estafeta y vas solo", lamenta. Ataviado con sus guantes y su mascarilla sigue atendiendo a los que se acercan hasta la librería a por el periódico de cada día. Por las mañanas se encarga de hacer el reparto y la portada de hoy será de las que se guarde para el resto de su vida porque "que no tengamos las fiestas de San Fermín es histórico y por más que lo pienso no paso a creerlo", lamenta. En cuestión de un segundo, el espíritu sanferminero se apodera de él: "Aunque no los celebremos, yo ese 6 de julio a las 12, cuando deberíamos estar pendientes del 'chupinazo', me vestiré de blanco". El coronavirus ha querido que desde hoy queden 77 días "más un año" para las próximas fiestas de San Fermín. Pero, como piensan muchos, "y descontando". 

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