Biden, un político locuaz que defenderá a capa y espada a Obama

  • El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Robinette "Joe" Biden, un experimentado político conocido por su locuacidad, que en más de una ocasión le ha llevado a cometer algún desliz verbal, defenderá hoy a capa y espada las políticas del presidente, Barack Obama.

Washington, 11 oct.- El vicepresidente de Estados Unidos, Joseph Robinette "Joe" Biden, un experimentado político conocido por su locuacidad, que en más de una ocasión le ha llevado a cometer algún desliz verbal, defenderá hoy a capa y espada las políticas del presidente, Barack Obama.

Joe Biden, con más de 35 años de experiencia como senador, se enfrentará hoy en Danville (Kentucky) a partir de las 21.00 hora local (01.00 GMT del viernes) con el aspirante republicano a la vicepresidencia, Paul Ryan, con la misión de enmendar la primera intervención de Obama contra el republicano Mitt Romney.

El vicepresidente, que compitió en las primarias de 2008 contra Obama se ha convertido en el mejor aliado del presidente.

Su carácter desenfadado le hace cercano a los votantes pero también le ha valido las críticas de quienes le ven como un político impulsivo y metepatas, capaz de descarrilar incluso al cauto Obama.

Así por ejemplo, Biden no pudo aguantar un alborozado exabrupto cuando, en la ceremonia de promulgación de la ley de reforma sanitaria y cuando le cedió la palabra al presidente le comentó mientras le estrechaba la mano y le cedía el podio "This is a big fucking deal" ("Esto es algo de puta madre").

"Nunca digo nada que no sienta, y a veces digo cosas que siento que no debería decir", reconoció en 2010 entre las risas de los presentes en un acto de recaudación de fondos en el que al presentar al presidente, aseguró que Obama tiene "un cerebro mayor que su cabeza, y un corazón del mismo tamaño".

Obama, que suele tomarse con buen humor los deslices de su "número dos" aseguró que "en los últimos dos años la mejor decisión que he tomado ha sido la de escoger como vicepresidente a Joe Biden", quien cuando fue elegido aportó la experiencia de la que decían carecía el entonces senador de Illinois y se convirtió en una voz vital en sus decisiones.

Biden asegura que suele ser "el último" en abandonar cualquier reunión en el Despacho Oval y en ellas, fiel a su carácter franco, nunca teme llevar la contraria al presidente.

Con él ha tenido desencuentros sonados, como ocurrió con su consejo de no impulsar la reforma sanitaria en un momento de dificultad económica o cuando recomendó no lanzar la operación que mató a Osama bin Laden en mayo de 2011.

Pero una vez en marcha, Biden se convirtió en el defensor más ferviente de esas políticas y el pasado marzo llegó a afirmar que la acción contra el fundador de Al Qaeda fue la decisión "más audaz" que nadie ha tomado "en 500 años".

Sus opiniones, en cualquier caso, no han caído en saco roto: en 2010 se opuso al envío de 30.000 soldados más a Afganistán, pero la decisión de Obama de poner una fecha a la retirada poco después es, para muchos analistas, una señal clara de la influencia de Biden.

Pero ni su experiencia ni su apoyo incondicional, que pasea por todo el país en mítines electorales, le han librado de esos errores que parecen perseguirle desde la campaña electoral de 2008 y que han puesto las cosas en bandeja a quienes le buscaban las cosquillas.

El más reciente fue en agosto, cuando advirtió en un mitin ante afroamericanos que las políticas republicanas iban a ponerles a todos ellos "cadenas en los pies", lo que provocó que una plataforma del partido rival pidiera, sin éxito, su reemplazo inmediato.

No se quedó atrás en mayo, cuando afirmó en un programa de televisión que se encontraba "absolutamente cómodo" con el matrimonio homosexual, lo que obligó al propio Obama a reconocer su apoyo a las uniones del mismo sexo, no sin antes dar un tirón de orejas a su irreprimible vicepresidente

Su carácter de político a la vieja usanza tiene a los estadounidenses divididos, como muestra una reciente encuesta del Washington Post y la cadena ABC en la que se llevó el mismo porcentaje de aprobación que de rechazo: un 43 por ciento.

Joseph Robinette Biden nació en una familia humilde, ,su padre era vendedor de automóviles, y eso le ha ganado tirón con los votantes blancos de clase trabajadora, los mismos que se le resisten a Obama.

Durante sus 35 años en el Senado, representó al pequeño estado de Delaware, pero es oriundo de Scranton, en Pensilvania.

Su historia personal está profundamente marcada por el accidente de tráfico que mató a su mujer y su hija cuando él tenía 29 años y saboreaba su elección como senador. Él no se ahogó en la amargura y se volcó en los otros dos hijos de la pareja, heridos en el mismo accidente.

El exsenador se casó de nuevo en 1977 con Jill Biden y tiene otra hija, Ashley, una trabajadora social. En 1988 sufrió dos aneurismas que casi acabaron con su vida, pero se recuperó.

Ese mismo año compitió por la presidencia por primera vez, pero no pasó de la primera etapa de las primarias porque se descubrió que había plagiado un discurso, un borrón en su expediente que lo ha perseguido desde entonces.

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